El príncipe del reino Azul [L.S]

19. Atrayente

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Atrayente

—Iré a pasear al bosque, se lo digo para que no se preocupe por mí —le advirtió a Dorothea.

—Niño, ya casi es la hora de almorzar —reprochó.

—Lo sé —asintió— ¿Podría por favor enviar a hacer un picnic? —preguntó— ¿Quizás unos sándwiches?

—¿Con quién saldrás a pasear tú? ¿No almorzarás aquí?

—No Dora... no almorzaré aquí. Iré con Edward —admitió, deseando que con el simple hecho de hacerlo no resultase evidente lo que sentía.

—Ustedes dos realmente han sufrido una metamorfosis en su relación... pasaron de no quererse para nada a ser amigos realmente cercanos. Me alegra que hayas podido madurar en ese aspecto, mi niño, realmente admirable.

—Gracias Dorothea, pero no soy tan admirable.

—Para mí, eres es el ser más admirable de todos, mi niño. Es fuerte, capaz, y empático. Todo lo que un hombre debe ser en la vida.

Louis, incapaz de decir algo, le sonrió.

—Enviaré a hacer el picnic, si me lo permites.

Asintió, viendo alejarse a Dorothea, por lo que fue en búsqueda de Félicité.

Subió hasta la habitación de la chica, y tocó la puerta.

—Adelante —indicó desde adentro.

Al entrar la encontró sola, sentada en su cama y leyendo un libro, por lo que suspiró aliviado.

—Fizzy, oye. Saldré al bosque a tener un picnic... y me gustaría que estés a cargo ese tiempo.

—¿Por qué irás a comer al bosque? ¿Deseas excluirte socialmente una vez más?

—No iré solo Fizzy... iré con Edward —susurró, generando que la chica saltase de su cama y profiriera un grito de felicidad.

—¡No puedo creerlo! ¿Quieres que te ayude con tu atuendo?

—No, Félicité —sonrió— quiero que cuides a las gemelas, temo que digan algo ofensivo a los reyes de Gales.

—No les dirán nada, no te preocupes —sonrió Félicité— tú encárgate de tu cita —susurró.

—¡Félicité! —exclamó, carcajeando y la abrazó— nos vemos.

—¡Suerte! —le deseó.

Al salir del castillo con la canasta en su mano y con Edward a su lado descubrió que quizás no había sido la mejor idea ir al bosque.

—Cielos, ¿Cómo una lluvia así es normal?

—Creo que deberíamos aplazar la salida al bosque —obvió Harry.

—Sí... —suspiró él, y luego sonrío— pero tengo otro lugar, sígueme.

Volvieron a entrar al castillo y se dirigieron al oeste del mismo. Louis se encargó de tomar un candelero que había sobre un mueble en un salón.

—Toma uno también —le dijo a Harry.

—¿No es por aquí que no permites a nadie venir? —cuestionó el ojiverde.