El príncipe del reino Azul [L.S]

20. Alegría

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Alegría

Louis se encontraba abrazando a Félicité cuando Harry y Liam entraron a la habitación. El rey tenía los ojos cerrados y se abrazaba a su hermana desvanecida con todas sus fuerzas, con miedo de que ella también se escurriera entre sus manos.

Había dos cuerpos en la misma habitación que él. Dos cadáveres. Uno era de un hombre que él había matado con sus propias manos.

Mierda, había cometido el pecado más grande de todos.

Había matado a un hombre.

Y el otro... ni siquiera quería pensar de quién era, porque no podía conciliar la idea de que Dorothea estuviera muerta. No una mujer que siempre emanó vida por donde quisiera que pasara.

—Mierda —escuchó que decían. Y esa fue la razón por la que abrió los ojos. Liam se encontraba tapando su boca con su mano derecha, preocupado y sorprendido por la imagen que sus ojos apreciaban, y Harry ya se encontraba abriéndose paso en el cuarto, caminó hasta al frente suyo, y Louis lo miró desde su posición.

—Todo estará bien, pequeño.

—No lo estará —susurró entre lágrimas, sintiendo que le quemaba el pecho.

—Sí, sí lo estará, créeme —se puso en cuclillas— Escúchame, hermoso, tomaré a Fizzy así puedes levantarte, ella está bien ¿verdad? —preguntó y él asintió.

Minutos luego de que su hermana perdiese la consciencia él había indagado de dónde era que la sangre provenía y resultaba ser que tenía un ligero corte en su pierna, pero no era nada más grave que eso.

—Sí... ella... se desvaneció nada más.

—La llevaremos con un médico que la revise, y llamaremos a alguien que se encargue de Dora, ¿está bien?

Louis cerró los ojos fuertemente, logrando que lágrimas se derramaran de ellos, y no queriendo aceptar que la mujer ya no estaba, pero asintió.

Entonces, sintió que Harry tomaba a su hermana y la levantaba. Le tardó unos minutos el querer levantarse, y, cuando lo hizo, contó con la mano de Liam que tomó su brazo para ayudarlo en la tarea. Louis quiso voltear a ver a la mujer recostada en la cama, pero su amigo lo impidió, cubriendo sus ojos y volteando la cabeza.

—No te hará bien, amigo —le susurró simplemente.

Louis estuvo de acuerdo con ello interiormente, aún cuando deseaba verla para decirle adiós.

—¿Y ahora qué voy a hacer? —se preguntó en un susurro.

—Seguir, Lou, como sabes hacer —le respondió.

—Era la única parte materna que quedaba en este castillo —lamentó, intentando no tener en mente todos los recuerdos que tenía con Dorothea, porque ello implicaría más sufrimiento.

—Quizás no sea una parte materna, pero siempre me tendrás a mí —le consoló Liam.

Por lo menos había mantenido su palabra y se había enfocado en sus prioridades. Sus hermanas y Liam estaban bien.

¿Por qué no había pensado también en Dorothea?

Se sentía terriblemente mal.

—¿Qué pasó con los soldados de Moord? —preguntó, enfrentándose a la puerta de su habitación, ya que Liam lo había conducido allí.