29. A.M

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A.M

Su cabeza se encontraba apoyada en el hombro de Harry mientras abrazaba su cálido torso. Podía sentir los dedos del ojiverde dejar caricias en su cabello.

Así, con toda la extensión de su piel conectando con la de Edward, estando acostado encima suyo y oyendo el latir de su corazón, se sintió en paz. No había pensamientos culposos sobre haber tenido relaciones por primera vez con un hombre, ni prejuicios sobre la manera en la que se encontraba en esos momentos.

Sin embargo, había una voz en su cabeza que permanecía susurrándole cosas, y que parecía no querer abandonar su interior por más que lo intentase. Decidió aclarar esas dudas que tenía en su mente.

Levantó su mentón para apoyarlo en el pecho del muchacho y observar su rostro. Se encontraba con los ojos cerrados y una sonrisa cerrada en sus labios.

—Seren —le llamó en un susurró. Sabía que se encontraba despierto porque sus finos dedos aún acariciaban su cabello.

—Dime, Lou —contestó en el mismo tono.

—Me he dado cuenta de muchas cosas —admitió, suspirando.

—¿Como cuáles?

—Como, por ejemplo, el hecho de que hay muchas cosas que no sé de ti... que daba por supuestas, pero resultan no ser así —murmuró. Entonces Edward abrió los ojos y levantó un poco su cabeza para poder observar a Louis con el ceño fruncido.

—¿Por qué lo dices?

—Porque, por ejemplo, daba por hecho que tú tampoco habías perdido tu virginidad —declaró— Lo cual, ya te dije, no me importa que no sea así... —suspiró, haciendo memoria. Entonces otras palabras volvieron a su cabeza, dándose cuenta que nunca indagó en el significado de eso— También creía que te habías ido de Glas Hare para abandonar todas tus obligaciones, y luego me dijiste algo que me dio a entender que no había sido así... me dijiste que quizás tus deseos de acercarte a mí habían sido la razón por la que habías decidido irte, pero nunca aclaraste mucho más que eso.

Ante sus palabras, Harry sonrió ligeramente y decidió incorporarse un poco para poder observar a Louis con detenimiento.

—¿Sientes necesario saber esa parte de mí? —cuestionó en un murmullo.

—Me gustaría conocerla... si tú te sientes bien contándomela.

Harry asintió, entonces se volvió a acostar completamente, abrazando con delicadeza la cintura desnuda de Louis.

—Hm —suspiró, pensando— Decidí que sería una buena idea irme a la edad de los diecisiete, a pesar de que abandoné mi reino a los dieciocho años... fue después de una conversación con mi padre que afirmé que eso sería lo mejor...

—Necesito un poco más de contexto —admitió Louis. Harry carcajeó levemente antes de continuar hablando.

—Hacía ya mucho tiempo yo sabía lo que sentía por ti, Louis. Quizás hayas pensado que exageraba cuando te dije que te había querido desde el comienzo de mi existencia, pero sinceramente no lo siento muy distinto a eso. Yo he sabido que necesito estar junto a ti desde que mis ojos se encontraron con los tuyos por primera vez. Y aunque lo intentaba, porque sabía que no era correcto, no podía cambiar mi opinión, la fuerza que me atraía a ti era un millón de veces más fuerte de la que yo podía llegar a inventar para alejarme. Si te veía, necesitaba hablarte, intercambiar un par de palabras contigo, aunque acabases insultándome, porque necesitaba tener una clase de conexión con tu persona... Pero mientras más crecía yo, más era que mis sentimientos se escapaban de mi cuerpo. Deseaba, por todos los cielos, tomarte siquiera de la mano y dejar un beso en ella, pero eso descolocaría tanto a mis padres como a ti.

El príncipe del reino Azul [L.S]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora