30. Hogar

1.1K 135 401
                                    


30

━━━━━━ ◦♛ ◦ ━━━━━━

Hogar



Fue la mañana siguiente que el matrimonio de Glas Hare decidió volver a sus tierras. Desmond había justificado el corto período de la visita con el hecho de que Gemma y Albert estaban solos en Glas Hare y no quería que pareciese que la familia real había desertado ante los preparativos de una batalla.

—Lo hemos manejado bien ¿No? —susurró Harry a su lado, cuando Louis volteó a verlo lo encontró observando cómo el carruaje de sus padres se alejaba.

—¿Cómo? —cuestionó el rey.

—Que si piensas que se han dado cuenta que algo ocurre entre nosotros —volvió a murmurar.

—Ah —comprendió Louis— No creo que haya sido así, mi Seren —le hizo saber— Hemos mantenido distancia y hemos tenido el mismo trato que teníamos antes de comenzar esto...

—Sí, pero antes de que comenzáramos esto de todas formas éramos bastante... intensos.

—Lo sé —asintió Louis, sonriendo— Entonces espero que no hayan interpretado correctamente nuestra intensidad.

—Espero lo mismo —suspiró Edward, para luego sonreír— Lo bueno es que ahora se han ido, no se han quedado muchas noches y podré volver a dormir a tu habitación —admitió, para luego callar y abrir los ojos abruptamente— Digo... si es que quieras que vuelva a tu habitación, bueno...

—Oh ¿Te has puesto nervioso? —se mofó el rey, logrando que Harry dejase de balbucear.

—¡Oh, cállate, pedazo de zurumbático! —se quejó, dando un guantazo en su pecho, pero comenzando a reír. Louis sonrió al verlo tan relajado.

—Sí quiero que vuelvas a dormir conmigo —le hizo saber— No tenerte entre mis brazos anoche fue peor que cualquier pesadilla que pude llegar a imaginar.

Edward sonrió llevando su mano a su propia cara para delinear su mandíbula con sus dedos.

—Debo tener mis manos ocupadas, porque de otra forma te tomaría entre mis brazos y te estamparía contra aquella columna para poder besarte cómodamente —admitió sin quitar su mirada de sus ojos.

Ante aquella confesión, Louis no pudo evitar sentir un escalofrío subir por su espina dorsal, recordando lo sucedido unas noches atrás.

—¿Quién te detiene? —lo desafió, logrando que Edward levantase las cejas.

—¿Quizás los guardias que están a treinta metros? —señaló y Louis se encogió de hombros.

—Les entretendríamos el día —bromeó.

—Sí ¿No? —carcajeó, observando a Louis con sus ojos brillantes, y el ojiazul no pudo evitar considerar la propuesta de Edward, porque sus labios, al reír, se le hacían terriblemente apetecibles.

Fue un alivio para ellos que Félicité llegase a los peldaños junto a ellos, porque de no haber sido así, hubiesen acabado por montar un espectáculo frente a los guardias.

—¿Tus suegros se han ido? —preguntó divertida a Louis.

—Sí, ya han abandonado el palacio —alzó las cejas, lejos de intimidarse por utilizar esa denominación con los padres de Edward.

Si bien todavía no habían solucionado cuál era el título que se amoldaba perfectamente a su relación, él sabía que Harry no era un simple amigo, porque se habían besado, habían tenido relaciones, y, actualmente, compartían cama.

El príncipe del reino Azul [L.S]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora