Capítulo 2

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- ¿Cómo se encuentra tu brazo? - respondió únicamente alzando los hombros - Te ves mejor, con el yeso parecías una momia. 

- ¿Tienes noticias? - hubo silencio - ¡Mierda han pasado casi seis meses! - se levantó alterada. 

- Hey Jungie tranquila, yo no hago el trabajo sucio aquí - la mencionada le observó con ira - Traje algo de comer. 

- ¡No entiendes que no quiero comer! - se acercó violentamente a ella - Necesito que la encuentren, necesito saber donde está. 

Sus gritos le advirtieron que había estado tomado. Nada nuevo, nada fuera de lo común en la recurrente rutina de su mejor amiga después del accidente.

- Ví a su hermana esta mañana - respondió Hyeju.

- ¿Heejin? ¿Hablaste con ella? - la azabache negó, ocasionandole un dolor de cabeza a la rubia - Mierda, cómo eres inútil. 

- Hey idiota, no te desquites conmigo - respondió cansada de su amiga - Están haciendo todo lo posible.

- Pues los policías son unos estúpidos incompetentes. 

Jungeun se dejó caer en el sofá. Semanas habían pasado y su brazo finalmente había sido liberado, sin embargo, su movilidad no lo estaba del todo.

- Hola amor - con el sonido de unas llaves, Chaewon entró al departamento - Vine por ti.

- Genial - besó sus labios - Vamos, no parece estar de buen humor - dijo de forma indirecta Hyeju, haciendo que Jungeun comprendiera perfectamente sus palabras.

- ¿Pueden llevarme a casa de Heejin? aun no logro manejar - alzó su brazo herido.

Hyeju rodó los ojos - Bien.

El trayecto fue silencioso, como lo había sido en los últimos días. Chaewon observaba preocupada por el retrovisor a la mejor amiga de su novia; mirada perdida por la ventana, la noche era oscura, pero aunque existiera algo de claridad, para Jungeun no había nada que observar. Semblante angustiado cubierto en su totalidad por tristeza y sujetando ligeramente su brazo a la altura del pecho, justo donde estaba su herido corazón. Sentía una inmensa pena por ella.

- Heekkie - saludó la rubia una vez que entró a la casa - ¿Has hablado con el oficial?

Heejin tenía sentimientos encontrados hacia Jungeun. No la odiaba, pero tampoco era totalmente de su agrado. La rubia tenía todo para ser una buena amiga, pero en el fondo Heejin siempre le guardaría rencor. 

- No, la búsqueda ha disminuido.

Aquella fue la señal para que la pareja, Hyeju y Chaewon, salieran. Dándose una mirada cómplice, se despidieron en silencio antes de desaparecer por la puerta, pero sus palabras no fueron escuchadas. Para Heejin y Jungeun, no había mundo ni sonido que no fuera Jiwoo.

- ¿Qué? ¿Por qué? 

- Ellos dicen que...

- ¡No! - rápido respondió. Sabía lo que decían, sabía lo que todo el mundo pensaba, pero ella se negaba a aceptarlo.

- Estoy desesperada Jungeun, Jiwoo es mi única familia. 

- No dejaremos de buscar - tomó sus manos - Te prometo que no me rendiré, por favor, dime que estás conmigo

Heejin asintió con lágrimas en los ojos. El corazón le dolía pero su mente le decía que debía resignarse. 

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