Capítulo 40

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- Está mirándome - murmuró por debajo de su hombro.

- No seas infantil Jungie, ella definitivamente no lo está haciendo.

Jungeun salió de su escondite y le dió una mirada molesta.

Llevaba tres semanas desde que había entrado al equipo de animación. Al inicio no le parecía buena idea, pero quería salvar un poco su reputación como toda chica a esa edad, y tenía que invertir su tiempo en algo mientras Jinsol salía con la chica de la tienda de películas.

- ¿Crees que sea gay?

- ¿Jeon Jiwoo? - soltó un carcajada y Jungeun brincó sobre ella para que guardara silencio - Ella definitivamente no lo es.

- ¿Cómo lo sabes? No tienes mucho tiempo en el negocio - se dejó caer sobre el pasto y la mayor comenzó a masajear sus piernas, talento que su madre le había enseñado.

- Sí, pero tengo más experiencia que tú - señaló y la más bajita rodó los ojos, sacándole una sonrisa ganadora a su mayor - Hablando en serio ¿Has visto con quién se junta? No me agradan sus amigos.

- No creo que sean sus amigos realmente - se enderezó - Es más reservada de lo que parece - recordó por un momento - Además, no debes juzgar a un libro por su portada.

Jinsol encogió los hombros - Está en mi clase de logística, me pidió una calculadora para el examen porque aún no compraba la suya - dijo con ironía - Vamos a mitad del curso Jungie, y no es nuestro primer año aquí.

- Sí pero - la miró a lo lejos, conversar con un grupo de chicas que vestían el mismo uniforme - Es tan bonita.

- Sí, es linda - la miró también - Sería un milagro que le gustaran las chicas también, no hay mucho de dónde escoger.

Jinsol había comenzado a salir con una chica mayor que ella después de que ésta le gritó que tenía un lindo trasero. No era la persona más sutil, pero quería experimentar y no tenía muchas opciones.

Jiwoo sintió la mirada de las amigas, y cuando alzó su botella de agua para beber, le guiñó un ojo a Jungeun.

- Mierda, mierda, mierda.

- ¡Okay! Definitivamente ví eso - Jinsol golpeó su espalda, obligándola a enderezarse completamente - ¡No te recuestes sobre mí idiota! Puede pensar que tenemos algo y no querrás arruinarlo si está interesada.

- Ugh no - respondió con repulsión - Estoy segura que esperó a que saliera de las duchas el otro día. Ella estaba guardando algo en su casillero pero ya no había nadie más.

- Ahora comienzo a creerte.

Jungeun golpeó su hombro - Me dijo que le gustaba mi mochila y que era buena. Fue una clase de halago, ya sabes, está feliz de que entrara al equipo.

- Entonces no seas idiota y da el siguiente paso.

- ¿Qué? ¿Estás loca? Tal vez solo intentas ser amable.

- No es tan difícil, solo encuéntrala después del entrenamiento y pídele salir el viernes.

- ¡Perdiste la cabeza! Cómo quieres que lo haga si no puedo mirarla a los ojos cada vez que -

- Hey Jungeun - la voz de Jiwoo interrumpió la conversación, pasando junto a dos chicas a su lado - ¿Te gustaría salir el viernes?

- Yo ah -

- Ahí estará - Jinsol sonrió por ella y la menor continuó su camino.

Una semana después, y ambas animadoras paseaban por los pasillos tomadas de las manos.

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Jinsol abandonó el apartamento. No tenía nada mas que estar haciendo ahí.

Jiwoo la miró con inquietud, no recordaba su nombre, pero de alguna manera, la conocía.

Sintió unas inmensas ganas de llorar y un inexplicable deseo de correr a sus brazos.

¿Cuál era su nombre?

No lo sabía, pero se moría por descubrirlo.

Jungeun bajó la mirada, frunciendo el seño mientras parpadeaba y negaba varias veces. Jiwoo no quería hablar, no conocía nada que podía decirle, pero en su interior estaba implorando por conocer su voz, que se comunicara con ella

- ¿Dónde estuviste?

De su voz salió un reclamo, incapaz de mirar sus ojos después de un año lejos de ella.

Jungeun soñó infinidad de veces volverla a ver y cuando ésto sucediera, correr a sus brazos y besarla hasta que ambas perdieran el aliento.

El momento más feliz de su vida se había convertido en enojo. ¿Dónde estuvo? ¿Por qué desapareció? Y ¿por qué volvía ahora cuando acababa de dejarla ir?

- Estuve perdida - por primera vez habló. La rubia se abrumó al oír su voz ¿Cómo es que había olvidado como sonaba después de tanto tiempo?

Y entonces su coraje se convirtió en nostalgia.

La miró a los ojos y ambos pareces se nublaron de emoción.

- Estás aquí - tímidamente se acercó, alzando sus dedos dudosa en acariciarla o no.

Pero Jiwoo quería sentirla, su piel quemaba por conocer tu toque. Acercó su cabeza y su mejilla chocó con sus yemas. Ambas cerraron los ojos y comenzaron a llorar en silencio.

- Jiwoo - finalmente la abrazó, dejándose drenar por lo que la había abrumado durante meses.

Su cuerpo sintió su calor, aquel calor que por un año se había refugiado en fotografía y botellas de vino. No usaba perfume, pero olía a ella.

Sintió las tímidas manos de Jiwoo colocarse sobre su espalda baja y sus piernas dudaron en si debían traicionarla y dejarse derrumbar. Tras cinco años de una hermosa relación, era como si se estuviera abrazando por primera vez, como si sus caricias que reconocía ciegamente la comenzaran a conocer.

Jungeun sintió curiosidad dentro de su cuerpo, y aunque eran los brazos de Jiwoo quien la refugiaban, era como si se tratara de alguien nuevo. Y aquel sentimiento desconocido de una persona extraña, le llamó a indagar más.

Cuando se separó, comenzó a besar su rostro, cada parte de él hasta encontrar una pequeña cicatriz en su cabeza.

- ¿Qué te sucedió?

- El accidente casi me mata - Jungeun apretó los ojos. Estaba viva, ahora lo sabía, pero el tiempo sin ella fue un eterno luto - Mi pierna se jodió y mi cabeza tuvo una grave fractura.

La mayor dirigió su vista hacia su pierna. Aparentemente lucía bien, así que subió su mirar hasta la cicatriz que coronaba su frente.

- Nunca dejamos de buscar. Yo estuve buscándote -

- Antes de que continúes - la detuvo - Hay algo importante que debes saber.

Jungeun la miró confusa y a pesar de que sus ojos repletos de lágrimas aclaraban su visión, algo en ella le decía que no era a Jiwoo a quien veía. Aquella mujer no era su Jiwoo.

- El accidente no solo me apartó de mis seres queridos - la castaña sintió un peso en el estómago y descubrió que su vida sería así de ahora en adelante. Cada vez que se encontrara con alguien, por insignificante que éste fuera, rompería su corazón al confesar que no tenía idea de quién era. Jiwoo se sentía una jueza condenando la tristeza de las demás personas, no era juzgo y no tenía energía para hacerlo - Sino también, mis recuerdos.

Jungeun respiraba contando cada vez que de su pecho salía una bocanada de aire - ¿Tus...?

- Lo siento, pero no puedo recordar quién eres - apretó sus labios apenada - Tampoco conozco tu nombre.

La mayor se sonrió mareada y tras colocar una palma sobre su frente, todo se volvió negro.

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