23. Todo ha cambiado

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Ginna

—No era necesario que me pagaras el pasaje, y mucho menos en primera clase —le dije a Harry una vez el avión despegó.

Harry tenía mucho dinero y aprovechaba cualquier ocasión para recordármelo y llenarme de obsequios que no necesitaba, pero aún así agradecía. Por supuesto que me gustaban sus regalos, pero a veces sentía como si éstos fueran una forma de enmendar sus errores para conmigo, cometidos en el pasado.

—¿Por qué te quejas cada vez que trato de hacer algo lindo por ti?

—Será porque lo haces muy seguido.

—Eres mi novia, los novios hacen cosas bonitas uno por el otro. Solo di gracias y deja de quejarte. Además, antes no te molestaba tanto —explicó Harry.

—Agradezco todo lo que haces por mí, Harry. Pero antes no me molestaba porque no solías darme tantos obsequios —él, pareció pensativo.

—No lo sé. Tal vez tengas razón —se encogió de hombros—. Da igual lo que fue o lo que no fue. Decidimos dejar el pasado atrás. Así que... ¿por qué no disfrutamos del presente con una pequeña copa de champagne? —le hizo un ademán a la azafata antes de que yo aceptara. Obviamente iba a aceptar, me gustaba el champagne.

Mientras esperaba por la copa, observé las nubes desde la ventanilla tratando de distraerme. No quería pensar en que en tres horas volvería a ver a Niall. No quería pensar en si quería o no verlo, en cómo tendría que reaccionar o en cómo quiero reaccionar. Ahora es cuando me doy cuenta de que mirar por la ventana, o tratar de distraerme con lo primero que se me cruce es imposible, ya que, de cualquier manera, termino pensando en lo que no quiero pensar.

Ni siquiera entendía por qué mi mente seguía insistiendo con Niall. Justo frente a mí tenía un hombre guapo, con estudios, con un futuro común al mío, enigmático y simpático ¿Qué más podía pedir?

Cerré los ojos esperando no despertar, al menos hasta que aterrizara el avión.

—Gia, Gia, hemos llegado —dijo Harry mientras movía levemente mi hombro.

—¿Ya? Que rápido —me refregué los ojos.

Bajamos del avión, y ni bien salimos del aeropuerto subimos a un taxi que nos llevaría hasta la granja.

Al bajar del taxi sentí un deja vú. Yo con mi maleta, detrás de la cerca viendo a un campesino trabajar. La única diferencia era que ahora Harry venía conmigo, y que no sabía si el campesino era Niall.

Sentí el impulso de gritar: "Hey, tu ranchero" con la esperanza de retroceder el tiempo y no cometer los mismos errores. Queriendo revivir una historia pasada, o tal vez continuar aquel capítulo de mi vida que creí terminado. Lo mejor sería empezar de nuevo, pero lamentablemente no tengo la máquina del tiempo.

El campesino se dio la vuelta, y para mi suerte era Liam. Al vernos, se acercó hasta nosotros.

—Ginna ¡Qué sorpresa! —nos saludó con un apretón de mano a cada uno.

Por mi parte, me costó darle la mano. Aún seguía con mi obsesión por la limpieza. Pero de todos modos lo hice, solo que me lavaría las manos cuanto antes.

Al parecer no había olvidado que yo siempre saludo de esa manera, exceptuando casos especiales como mi padre, a quien saludaría con un enorme abrazo.

—¿No sabías que iba a venir?

—No, nadie lo sabe.

—Mi papá si. Que extraño que no les haya dicho —me extrañé.

Alguien Diferente ||N.H||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora