16. Te Amo

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Ginna

Llevaba una hora cabalgando aproximadamente, me encantaba hacerlo. Sorprendentemente, cuando Niall me enseñó a hacerlo ayer, lo descubrí.

Mis ojos presenciaban el más bello paisaje que se pueda imaginar, definitivamente esta era una de las cosas que más extrañaría. Incluso extrañaría la tranquilidad de la granja, y la bondad de su gente.

Solo quedaban dos días: hoy y mañana. Me gustó mucho pasar tiempo aquí, fueron como unas cortas vacaciones. Lejos de la muchedumbre, los compromisos y los problemas. Estos días me han hecho reconsiderar la idea de irme, pero necesito volver a mi vida. Me voy a volver loca si me quedo aquí, es demasiado pacífico, me aburriría mucho y no podría ser abogada.

Traté de imaginarme dentro de un par de años aquí, con Niall. Pero sería infeliz, no estaría haciendo lo que me gusta. También me imaginé a Niall entre los altísimos edificios, yendo de un lado a otro, haciendo lo que no le gusta. Su sonrisa se iría esfumando de a poco, sus ojitos dejarían de brillar. Estaría preso solo para mantenerse a mi lado. Su felicidad es la que más me importa, aunque sea lejos de mí, entre estos animales y el pasto. Con millones de kilómetros de diferencia, no importa cuán lejos estemos, porque siempre habrá un mismo cielo que nos una, un mismo sol, una misma luna, un único sentimiento que perdurará, aunque tratemos de ocultarlo.

—Ginna ¿Te gustaría ir a algún lugar hoy? —Niall se acercó a preguntarme.

—¿Qué tipo de lugar?

—Es un sitio al que me encanta ir y quisiera mostrártelo.

Esa tarde viajamos varios kilómetros hasta llegar al condado de Tyron, donde, según Niall había un magnífico lago. Tenía razón, era bellísimo: metros y metros de pasto que rodeaban a un gran y cristalino lago, sin mencionar las altas montañas y el firmamento, prácticamente del mismo color que el agua.

—Es hermoso, me encanta —dije con una sonrisa imborrable en mi rostro.

—Me alegro que te guste. Solía venir con mi verdadero papá antes de que muriera. Algunas veces nos quedábamos el fin de semana entero en el condado y veníamos aquí. Bueno, al menos es lo poco que recuerdo, ya que él murió cuando yo era muy pequeño. De cierta forma, este lugar me trae borrosos, pero de los mejores recuerdos de mi vida. Pronto, tú también te convertirás en un recuerdo, y tal vez olvide algunas cosas que vivimos en la granja, pero te aseguro que jamás olvidaré esta tarde. Guardaré estos momentos al igual que lo hago con los que viví con mi papá aquí.

Sus palabras me ablandaron el corazón, a la vez que su mirada logró hacerme sentir culpable. No supe qué responderle, así que me limité a lamentarme.

—En serio lo siento Niall, pero no puedo quedarme.

—¿Por qué no? Te gusta estar en la granja. Cuando llegaste eras una persona triste y seria, ahora sonríes.

—La granja no es la que me hace sonreír, eres tú —miré hacia el horizonte.

—¿Entonces? ¿Por qué no podes? Explícame porque no lo entiendo —dijo enojado.

—Me encanta vivir en la ciudad, tener conflictos y resolverlos, mantener mi cabeza ocupada e ir a la universidad. Este lugar me gusta, pero no para vivir por siempre. Ya te lo pregunté antes, Niall: ¿Tú te irías a la ciudad por mí? No, no lo harías y está bien. Es mejor dejar las cosas en su lugar, tal y como fueron planificadas. Disfrutemos el día de hoy y mañana, y luego Dios proveerá —le expliqué.

Se oyó un gran suspiro de parte del gauchito. No me respondió, simplemente dirigió su mirada al horizonte, al igual que yo lo estaba haciendo. Por un momento, cerré los ojos para sentir mejor el viento sobre mi rostro. No sé cuánto tiempo transcurrió hasta que Niall olvidó por completo el asunto y me preguntó si quería que preparásemos el picnic.

Alguien Diferente ||N.H||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora