31. Cartas ocultas

1.2K 88 19
                                    

Niall

Terminé de atarme el moño del traje frente al espejo y me miré por unos segundos. No parecía yo con todo esto puesto, ni con todos estos embrollos. Era más bien una versión fracasada de mí. Pero tarde o temprano debía enfrentar la realidad de que me había convertido en esa decadente figura de mí mismo.

Lo único que quería era que Ginna se fuera para poder dejar de pensar en ella. Sin embargo, sigue allí. Tan presente como ayer, pero más inalcanzable que nunca.

—¿Vamos? —preguntó Louis luego de entrar al pequeño cuarto de la Iglesia. Se veía tan distinto como yo, en su traje azul.

—Si.

—¿Estás bien? —preguntó.

—Claro ¿Por qué no lo estaría? —fingí una sonrisa— ¿Traje nuevo? —negó con la cabeza.

—Me lo prestó mi primo Frank.

Platicamos por unos cinco minutos, no más. Cuando de repente, oí a mi amigo maldecir.

—¡Diablos! Olvidé la cámara de fotos en la granja.

—No te preocupes. Ve en la camioneta a buscarlo —saqué las llaves de mi bolsillo y se las extendí.

—Gracias. Enseguida vuelvo.

Cuando salí del cuarto me quedé sin aire. Había tanta gente mirándome, incluso el sacerdote me observaba desde el altar, y mis padres, desde los primeros asientos.

Tranquilo Niall, solo tienes que pararte frente al sacerdote, prometer amor eterno con un si de por medio, volver, edificar una pequeña casa en la granja, vivir con Barbie, tener hijos y morir.

Quizás esté exagerando tan solo un poco, pensé mientras me encaminaba hacia el altar. Pero en sí, eso todo lo que me depara después de la ceremonia. Viviré toda una vida con Barbie, mi mejor amiga.

—Tranquilo muchacho, solo debes que decir si —el sacerdote palmeó mi espalda con amabilidad, lejos de calmarme, aumentó mi nerviosismo.

La música de fondo empezó a sonar y las puertas se abrieron dejando paso a una Barbie vestida de blanco. Papá, al ver que Louis, mi padrino, no llegaba, ocupó su lugar.

Los pasos de Barbie se asemejaban a las zancadas de un caballo en plena carrera. Todo parecía moverse de forma acelerada, incluso la madre de Barbie lloraba con angustia sobrecogedora. Cuando Barbie estuvo junto a mí, sonrió ampliamente, al igual que siempre. El padre empezó su sermón, pero no podía oír absolutamente nada, sus labios se movían más no conseguía entenderle. Hasta que, llegó el momento en que las palabras resultaron inconfundibles.

—Barbara Palvin ¿Acepta por esposo a Niall James Horan? —preguntó.

—Si, acepto —respondió.

—Niall James Horan ¿Acepta por esposa a Barbara Palvin?

Podría decirse que estaba experimentando una taquicardia. Observé al rededor, todos estaban esperando mi respuesta, y la cara de preocupación de Barbie no ayudaba mucho.

No puedo hacer esto, lo siento Barbie, pero no me queda otra opción.

Abrí mis labios para emitir un no, pero fui interrumpido por Louis.

Louis

Llegué hasta la granja y busqué la cámara. La guardé en mi bolsillo y volví a subir a la camioneta. Mientras conducía, escuchaba la radio.

Noticia de último momento.

Se estrelló el avión 3037 con destino a Londres. El avión despegó hoy por la mañana desde Mullingar. Solo quedaron dos sobrevivientes, una de las azafatas y un hombre de 37 años.

Alguien Diferente ||N.H||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora