10. ¿Luna llena o luna nueva?

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Ginna

Justo cuando Maura me preguntó acerca de Niall, el mismo llegó sin previo aviso.

—¿Estás bien, papá? —Niall le preguntó a su padre, quien estaba descansando en la camilla.

—Por supuesto, solo quedan hacer un par de cosas y volveremos —dijo despreocupado y con una gran sonrisa.

—¿Qué tiene? —le susurré a Maura, aprovechando que los hombres estaban hablando.

—Problemas en el corazón —dijo en el mismo tono que yo.

Evidentemente no querían preocupar al pobre Niall, debe de ser muy sensible y quieren evitarle preocupaciones y tristezas. Es por eso que no le informaban acerca del estado de salud de John.

Detesto los hospitales, es que todos están tristes y enfermos, es un ámbito muy decadente y depresivo. Los evitaba cada vez que podía, la única razón por la que vine ahora es por John. Encima que fui yo quién provocó su desmayo, no iba a ser tan cruel de no venir a verlo.

Estuvimos un par de horas con Maura y John. Pero decidimos marcharnos al ver que el sol comenzaba a ocultarse. Maura sugirió que nos hospedásemos en un hotel, más Niall confirmó que no habría problema en regresar ahora. De todas formas, yo concordaba con Maura, deberíamos quedarnos.

Niall

—¿Dónde dejaste el auto? —preguntó Gia, al ver que continuábamos caminando y el auto no se hacía visible en la calle.

—En el lavadero.

—¿Qué? ¿Es broma verdad? —rio.

—No —suspiré— Es aquí —dije antes de ingresar al lavadero.

—No lo puedo creer —dijo atónita.

—No es un auto como el de Harry, pero por lo menos está limpio —dije, mientras miraba hacia el suelo.

—No me vuelvas a mencionar a ese tipo ¿Está claro? —contestó enfadada.

—¿Te hizo algo malo? —la observé detenidamente, pero ella negó con la cabeza.

Ya un poco más calmada y fuera del estacionamiento se animó a hablarme.

—¿No deberíamos volver mañana? Ya está anocheciendo y el camino a la granja no es corto —sugirió, pero sonó más como una orden.

—La carretera no estará muy llena, llegaremos por la mañana.

—¿Y si te da sueño? Recuerda que no se conducir.

—Hay hoteles, podemos parar en alguno si es necesario.

La noche ya había llegado, más bien la madrugada, pues eran las dos de la mañana. Ginna comenzaba a bostezar. Las luces de la camioneta me iluminaban el camino y a los pocos autos que se encontraban por allí. La noche estaba preciosa, cada tanto dirigía mi vista al cielo, por lo poco que podía ver desde el parabrisas el mismo estaba estrellado y una inmensa luna llena adornaba el firmamento. Pero Gia ni se percataba de la belleza que había ante sus ojos, ni siquiera musitaba palabra alguna solo pensaba. Me encantaría poder infiltrarme en su mente y saber qué es eso que tanto la mantiene. Quisiera poder entenderla, comprender por qué es como es y ayudarla a superar todo lo que la atormenta, porque estoy seguro que es una persona que tiene miedo, mucho miedo y no sabe qué hacer con él.

—¿Por qué le dijiste que eras mi novio? —me sorprendió aquella pregunta entre tanto silencio.

—Te estaba molestando y tal vez así dejaría de hacerlo.

Alguien Diferente ||N.H||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora