4. Una visita al pueblo

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Ginna

-Hijo, en cuanto termines de desayunar debes ir a hacer las compras al pueblo -le dijo Maura- ¿Por qué no llevas a Ginna contigo para que conozca el pueblo?

-No -dijo él antes de que yo objetara que era algo innecesario.

-¿Por qué no? Niall James Horan te ordeno que la lleves -el ranchero bufó y asintió.

Mi celular comenzó a sonar, era mi mamá. La primera llamada de mamá desde que había llegado. Francamente no había tenido ganas de llamarla ayer, cuando llegué. Sigo enojada por haberme mentido durante tanto tiempo.

-¿Cómo la estás pasando? -pregunto, y salí afuera para poder hablar tranquilamente sin que Neil escuchara la conversación.

-¿Cómo crees que la estoy pasando? Resulta que no vive en una gran mansión, sino que... ¡En una casucha en el medio de una granja!

-Tranquila. Yo no lo sabía, lo siento.

-Estudio abogacía mamá, sé que me estás mintiendo.

-Sí, te mentí porque de otra forma no hubieses ido a ir.

-Se nota que no me conoces. Hubiera venido de todas formas porque yo quería conocer a John.

-A propósito ¿Cómo reaccionó?

-Se desmayó.

-Oh ¿Cómo está?

-Bien, pero tiene que descansar.

-Bueno, luego avísame como van las cosas y cuándo te dará el dinero.

-El dinero no es lo único que vine a buscar. Trata de conseguir un empleo, sino empieza a vender algunas cosas -dije, enfurecida. Me irritó que saliera con lo del dinero luego de comentarle sobre el desmayo.

-Está bien, luego nos hablamos -le corté sin siquiera despedirme.

Vi al ranchero Neil haciéndome señas a unos metros de distancia para que me acercase. Suspiré, reuniendo paciencia que no tenía.

Cuando me acerqué, él estaba abriendo un portón, el cual lindaba con la pequeña casa. Una vez acabó de abrirlo, pude ver una vieja camioneta tan sucia que ni siquiera pude distinguir de qué color era.

-He aquí su carruaje, mi alteza -se burló.

-¿Al menos está limpia por dentro? -miré con asco a lo que se hacía llamar vehículo.

-No mucho -noté que lo dijo en tono divertido.

Giré la cabeza para fulminarlo, más no pude hacerlo. Tuve que desviar la mirada, puesto que me era imposible mirar con desprecio aquél par de perlas, tan parecidas al color del océano.

-¿Es tuya? -le pregunté por la camioneta, a lo que él asintió- ¿Jamás la limpias? -negó-. Eres un sucio Neil.

-Es Niall -rodé los ojos.

-Pues eres un sucio NIALL y no me corrijas. No me gusta.

-A mí no me gusta tu presencia y no me quejo -se subió al vehículo.

-¿De veras? ¿No te gusta mi presencia? Qué lástima, porque a mí me caes tan bien -dije, sarcástica.

-Sólo sube -dijo a regañadientes.

Abrí la puerta del automóvil y quedé perpleja, jamás había visto un auto tan sucio. Había barro, comida, papeles y demás cosas por todos lados.

-Está todo sucio, no pienso subirme -pensé en cuántos gérmenes invadirían mi cuerpo si me sentaba.

-¿Por qué eres tan complicada? Barbie viaja todo el tiempo en mi camioneta y no se queja de nada.

Alguien Diferente ||N.H||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora