Capítulo 18. Pato + Pato= Empatados.

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Cinco de la mañana y estoy mirando al techo, faltan tres horas para que Alex venga por mí, y decir que he logrado dormir una hora sería mucho, no sé por qué estoy así, se supone que debería estar relajada y feliz porque voy bien con mi plan, pero la verdad es que si no me he comido las uñas es porque me acabo de aplicar un tratamiento de gelish y el color me encanta, Devilish red.

El chiste es que ya no tengo nada que hacer y los nervios no se van, reviso el reloj de mi celular, falta media hora para que den las siete y suene mi despertador, tal vez debería comenzar a arreglarme para estar deslumbrante, sí, eso debería hacer, pero me da un poco de flojera levantarme de la cama, me acurruco y abrazo una almohada, mi suave y deliciosa almohada, no es de plumas porque luego me las ensarto todas; sólo me quedaré aquí cinco minutitos...

Me despierto sobresaltada cuando escucho el timbre de la puerta ¡no puede ser! Reviso la hora en mi móvil, auch, la luz me lastima los ojos, son las ocho en punto, me quedé dormida y mi mugrienta alarma no sonó.

-Vooooy-grito aún adormilada.

Corro hasta la puerta y la abro de un tirón.

- Dame unos minutos- digo antes de verlo parado frente a mí, con esa sonrisa moja-bragas que ya había dicho que tenía, y cruzado de brazos. Por Dios, está tan sexy.

- Recuerdo haberte dicho que cargaría contigo sin importar cómo estuvieras.

Abro la puerta.

-Pasa- digo mientras me doy la vuelta para correr a arreglarme - no tardo.

Mientras voy caminando siento sus brazos en mi cintura, Alex me da la vuelta y me pone sobre su hombro.

- Suéltame- grito y pataleo mientras él camina hacia la entrada, cargándome con suma facilidad -¡Alex!- mi piel se pone de gallina cuando salimos al frío y Alex cierra la puerta de mi casa tras de él-me congelo- digo tiritando, parece no importarle, sigue caminando, abre la puerta de su mercedes y me deposita en el asiento de cuerobdel copiloto-¿en verdad esperas que vaya así? -digo señalando mi "pijama" que consiste en unos cacheteros y una sudadera.

-Sería algo alentador verte así todo el día, un día que disfrutaré mucho -sonríe pícaro, y veo los hoyuelos que se le forman en los cachetes -pero por desgracia creo que no seré el único que disfrute de la maravillosa vista, y no pienso compartir -me levanta del asiento y me atrae hacia él - otro día -susurra en mi oído, haciendo que se me ponga la piel de gallina y no debido al frío, y me ayuda a salir del coche, intento correr por el piso helado sólo con mis calcetas, siento la mano de Alex dar suavemente contra mi trasero y hace que mi estómago se contraiga de placer. Suelto un respingo.

- ¿Me acabas de dar una nalgada?- digo traviesa y él me sonríe con malicia, voy a morir aquí mismo, sigo corriendo pero Alex mete un dedo en la parte trasera de mis cacheteros y me atrae hacia él haciendo que choque mi pecho contra su pecho, no traigo brassiere y apuesto a que puede sentir mis pezones ponerse duros.

- Será mejor que te des prisa porque si te sigo viendo así no creo que sea capaz de controlarme y no saldremos de esa casa en todo el día -dice con la voz ronca y yo no puedo reprimir un gemido, me aferro completamente a él para no caerme porque mis piernas se acaban de volver gelatina.

- Y tú deja de decir esas cosas antes de que te invite a pasar a mi casa y haga realidad tu sueño de no salir de allí en todo el día -me falta el aire ¿por qué he dicho eso? No espero más y me meto corriendo a mi casa, cierro la puerta tras de mí mientras suelto el aire que estaba reprimiendo, necesita haber algo que me separe de Alex mientras me cambio.

No me da tiempo de bañarme, afortunadamente mi cabello hoy amaneció bastante lindo, mejor voy a buscar mi ropa, encuentro unos jeans bastante ajustados, una blusa blanca también ajustada y una chaqueta color piel, no sé qué haremos hoy, así que el calzado es dudoso.

BrujaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora