Capítulo 29. Trampa mortal.

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No soy consciente de nada hasta que empiezo a escuchar que mi celular suena desde algún rincón lejano de mi sueño, abro los ojos poco a poco, mi cabeza duele, no sé si se deba a la pelea con Cloe o la fiesta de anoche, volteo a mi mesita de noche y lo primero que veo es la pastilla junto al vaso de agua que no tomé esta mañana, agarro la pastilla y me la tomo para aliviar la jaqueca prácticamente convertida en migraña, mi teléfono vuelve a sonar recordándome el motivo por el que me levanté, reviso el identificador y veo el nombre de Cloe brillando en la pantalla, por un momento dudo en contestar porque aún sigo enojada, pero es mi mejor amiga y peleamos por tonterías. Contesto.

-¿Cloe?

-¿Felissa?- su voz tiembla.

-¿Qué pasó?

-¡Felissa, por favor, ayúdame!- solloza.

-¿Qué tienes?- pregunto alarmada.

-Yo... Yo...-se oye silencio.

-¿Cloe? ¡Cloe por favor responde! ¡¡¡CLOEEEEE!!!

-Me dispararon- se echa a llorar- du-ele muchísimo -deja escapar un grito de dolor- estoy sangrando mucho, tengo un hoyo en el pecho, voy a morir - puedo sentir su desesperación - tienes que ser feliz, por favor, perdóname.

-Cloe...- entro en shock porque no puede estar pasando algo así.

- No quiero morir sin que me perdones- vuelve a romper en llanto.

-Escúchame Cloe- reacciono- no tengo nada que perdonarte, y no vas a morir.

-Pero ya es tarde, perdí mucha sangre, como diez litros, y mi pecho no deja de gorgojear expulsando la sangre de mi cuerpo a cada torpe latido de mi corazón - solloza de nuevo.

-Te juro que no vas a morir, dime dónde estás.

-No... No lo sé - vuelve a llorar.

-Cálmate y concéntrate- intento que mi voz suene firme - no te vas a morir, dime dónde estás- demando nerviosa.

-Emmmm... - duda- Cerca de donde te dejé esta mañana.

-¿Donde me dejaste esta mañana? - pregunto confundida.

-Sí, donde habíamos quedado...- suelta un gemido.

-No importa, tranquila, voy para allá. Tienes que calmarte, te juro que no vas a morir.

- Esto duele como los mil deminios- su grito desgarra la línea seguido de más sollozis descontrolados y pequeñas maldiciones con los dientes apretados, su voz apenas se reconoce.

-Estoy en camino.

Llora descontroladamente y la llamada se corta.

Maldita sea.

Intento volver a marcar pero me manda a buzón.

Corro hasta mi coche llevando sólo una chamarra en la mano y siento el frío de la noche, reviso mi reloj y dice que son las dos de la mañana.

¿Qué hacías a esta hora en la calle Clo?

No puedo pensar nada concreto, sé que Cloe no va a morir, no puede morir, es una Prodin, es imposible, pero ¿y si hay algo diferente en ella? ¿Y si contra todo pronóstico ella no logra salvarse? Conduzco a toda prisa por la carretera sin respetar los límites de velocidad ¡A la mierda los límites! , angustiada por llegar hasta mi mejor amiga. Al llegar a Main Street estaciono el coche y voy a pie recorriendo toda la cuadra que da con Victoria Avenue.

-¡Cloe!- grito a la nada y no hay respuesta.

Sigo deambulando, la calle está en completa obscuridad, al parecer cortaron la iluminación esta noche, lo que me parece muy extraño porque es la calle principal y hace que comience a sospechar que hay algo más detrás de todo esto, algo obscuro y siniestro; pero justo en ese momento veo un bulto tirado sobre el concreto, corro hacia él y distingo el rubio cabello de mi amiga, la sujeto y le llamo.

BrujaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora