Abro los ojos y Cloe está revoloteando a mi alrededor completamente lista para ir a la escuela, lleva jeans ajustados y una camiseta gris ceñida que deja al descubierto un poco de su abdomen, tiene el rubio cabello recogido en una cola alta y unos botines color camel.
-Levántate Felissa, anda, vamos-me sacude completa- tenemos que ir a la escuela flojonota.
Me tapo los ojos con mi brazo, apenas he podido conciliar el sueño, mi cabeza está hecha un lío, no por lo del dolor que causaron las fresas, para cuando salí del edificio anoche yo ya estaba perfectamente bien, me sentía rebosante de poder, no es como si le quitara la energía a alguien y me la quedara yo, más bien ellos sólo se quedan secos por poco tiempo, su energía regresa a ellos, pero yo me siento extasiada por el frenesí, por mi propio poder corriendo por mis venas, eso es lo que siento, mi poder en su máximo esplendor y el suyo rindiéndose ante él. Anoche llegando a casa de Cloe vimos una película a la que intenté ponerle la mayor atención posible, casi logrando olvidarme de lo sucedido, y estuvimos platicando como si nada, el problema fue cuando apagamos las luces y me quedé sola con mis pensamientos, fueron ellos quienes me torturaron de la peor manera. Toda la noche me quedé pensando en que yo no puedo tener una vida normal, o sea, lo que Reid me dijo es cierto, me odian, me odian por hacerlos sentir débiles, ya no se trata de ir contra los enemigos de Werner, ahora es de ir contra mis propios enemigos, porque ahora son más míos que de Werner, nunca me voy a poder salir de esto, es uno de esos juegos en los que una vez que entras ya no puedes salir, y te das cuenta de ello hasta que intentas hacerlo. No le diré a Werner sobre esto, no quiero preocuparlo, sin duda se volvió personal, demasiado personal, y tengo que arreglarlo yo misma, al estilo Felissa Beaumont, aunque aún tengo que pensar qué hacer, no sé quién es la cabeza de todo esto, si realmente es Reid o hay alguien más detrás de él.
-Vaaaaamos Felissa, se nos hace tarde- Cloe me saca de mis pensamientos mientras me jala para que me salga de su cama. Me levanto de la cama perezosamente.
-¿Cuánto tiempo tengo?-pregunto mientras me estiro.
-Te quedan veinte minutos así que ¡corre!
-¡¿Qué?! ¿veinte minutos? - abro los ojos por el horror. Veinte minutos son nada.
-Vamos, vamos-me saca a empujones de su habitación en dirección a la ducha.
Me apresuro a ducharme, al salir me coloco unos jeans, unos botines negros y una sudadera crema, porque a diferencia de Clo, yo sí tengo frío, no puedo creer que ella se la pasa como si nada en camiseta cuando yo estoy temblando de frío; sólo desenredo mi cabello y aplico un poco de crema para peinar, me aplico un mínimo de maquillaje y estoy lista en exactamente dieciocho minutos.
-Genial, ahora sólo tenemos dos minutos para llegar a la escuela-masculla Cloe.
La fulmino con la mirada.
-Dijiste que tenía veinte minutos y lo he hecho en menos de eso.
-Sí, tenías veinte minutos para llegar a la escuela, ahora sólo nos quedan dos y contando.
-Es tu culpa, ¿por qué no me despiertas antes?
-¡Te desperté! como unas doscientas veces, pero tú estabas en estado vegetal y ni te inmutabas, ahora llegaremos tarde-omite decir el "por tu culpa" pero sé que va incluido.
-Bien, hay que darnos prisa en vez de pelear- es obvio que no me da tiempo de desayunar y tendré que comprar algo en la escuela.
Al menos con las prisas no tengo tiempo de pensar en los problemas que se me vienen encima; para cuando nos vamos en el auto de mi amiga yo ya estoy más tranquila y animada, tengo que mandar a lavar mi coche porque no quiero que quede el más mínimo residuo de esencia de fresa en él.
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Bruja
Teen FictionAcostumbrada a una vida de poder, Felissa sabe que puede controlar todo cuanto le rodea, a excepción de una cosa: libertad total, y cuando la oportunidad se le presenta, no dudará ni un segundo en lanzarse sobre de ella, no vive encadenada ni mucho...