Capítulo 24. Chubaca.

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Multimedia: Werner

-¿Cómo? -estoy confundida, era imposible que Werner se enterara ¿o no?

-Ya sé que tuviste problemas hace unos días ¿por qué no me dijiste? -se cruza de brazos y me mira detenidamente como si estuviera examinando a un cachorrito herido.

-No quería preocuparte-me levanto del piso y me recojo el cabello en un chongo flojo-¿Cómo te enteraste?

-Vamos a dar una vuelta-dice señalando con la cabeza en dirección a la salida.

Asiento y abro la puerta, veo el paquete destapado de barritas que dejé en la mañana en la mesita de centro y que ahora está tirado en el suelo, antes de salir apago las luces, se me eriza la piel en el exterior ya que traigo una blusa negra ajustada, sin suéter.
Comenzamos a caminar en silencio, ambos esperamos que el otro hable primero, pero yo fui la que le lanzó una pregunta, así que espero su respuesta.

-Fui a comer con Benny y con Pascal-dice finalmente- estando ahí se acercaron unos tipos a nuestra mesa y comenzaron a decir estupideces, ya sabes, al principio no les creí nada, pero todos comenzaron a murmurar, al parecer la mitad del bar ya se había enterado de que alguien te dio una paliza hace algunas noches, ¡una paliza! Y yo no lo sabía ¿por qué no me dijiste? Me preocupé muchísimo, nadie habló de lo que había pasado contigo después, así que vine corriendo a verte, y cuando vengo no estás en la casa, tu coche estacionado afuera, tu cama sin hacer, cajas abiertas y cosas tiradas, un montón de envoltorios de dulces y chocolates desperdigados por doquier.

Sí, bueno, mi culpa, me dio flojera tender mi cama, las cajas y las cosas eran de ayer que Cloe me ayudó a buscar el anillo, y los envoltorios... Bueno, los envoltorios están ahí desde que Alex vino a ver la película, aparte que desde entonces me he dedicado a comer sin parar, qué fortuna que mi cuerpo no engorde, si no me tendrían que sacar rodando de mi casa.

-Lo siento, fui a cenar con Cloe.

-Y con el chico-mueve la cabeza afirmativamente.

-Sí, él también estaba-hago una mueca- sobre eso... Tengo algo que decirte.

-Después hablamos de ese tema, ahora dime qué fue lo que pasó ¿Cómo fue que te lograron someter?

Suelto el aire.

-¡Con fresas!

-¿Fresas? ¿Es algún tipo de arma de máxima tecnología? ¿Quién fue? ¿Lo robó del ejército?

-No, no, no ¿Recuerdas cuando era pequeña y era alérgica a las fresas?

Asiente.

-Bueno, pues resulta que alguien descubrió que conservamos las alergias aún en la inmortalidad y decidieron usar fresas en mi contra ¡Me atacaron con fresas! ¡Fue horrible! Nunca en dos siglos me había sentido tan vulnerable y tan patética-mis manos revolotean alrededor de mi cabeza-Iba en mi coche y comencé a sentirme mal, cuando llegué a un semáforo un tipo se subió y me "ordenó"-hago comillas con mis dedos -que manejara en la dirección en que él me dijera, obviamente me opuse, pero el ardor incrementaba y dijo que él lo causaba así que me picó la curiosidad e hice lo que me dijo, al final llegamos a una bodega toda descuidada y entramos, fui a una habitación bastante limpia y ahí estaba su jefe, el jefe me roció con esencia de fresas y se burló de mí, fue tan humillante, hasta que alcancé a reponerme y comencé a vaciar su esencia-lo volteo a ver -no pude terminar Wern, no quise hacerlo, ya no quiero ser así, soy una bruja y aveces me doy miedo.

Toma mi hombro y lo aprieta afectuosamente.

-Está bien que ya no quieras ser una bruja, está bien Cariñito.

BrujaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora