⏩ALEX⏪
Tocan al timbre de mi casa de una forma muy irrespetuosa, si mamá estuviera aquí seguramente le daría el sermón sobre cómo tocar puertas a quien quiera que estuviese tocando la puerta, pero mamá no está aquí y yo sé perfectamente quién es el imbécil que está tocando mi timbre de esa manera.
-Pasa idiota, está abierto-grito desde la estancia.
Escucho la puerta abrirse y luego el portazo que da al cerrarse, sí, sin duda alguien en su casa debería de darle modales sobre cómo tratar a las puertas, si tratara a las mujeres de la misma manera, entonces habrían serios problemas.
-¿Qué hay?- dice Gabbe dejándose caer en uno de los sillones, tomando el mando y encendiendo la tele.
-Claro, puedes encender el televisor, no hay ningún problema- digo sarcástico.
-No te estoy pidiendo permiso, además sé que a ti no te interesa. Dime: ¿Qué tiene de divertido estar a la medianoche en tu estancia, sentado en el sofá, en completo silencio haciendo nada? Eso sí que te hace ver como un enfermo mental, como esos lunáticos que un día parecen una persona normal y al siguiente comienza a matar chicas guapísimas siguiendo extraños patrones.
-Madura y deja de ver tantas películas y series policiacas.
-¿Cerveza?-pregunta de la nada-¿quieres una cerveza? se nota que te hace falta un trago- dice levantándose del sillón y dirigiéndose hacia la cocina.
-No sé qué te hace creer que encontrarás cervezas en mi refrigerador-digo siguiéndolo a la cocina.
-Porque la última vez que estuve aquí me encargué de dotar tu frigorífico de cervezas para todo un mes, y conociendo lo aguafiestas que eres hermano, deduzco que no has tomado ninguna.
-Y conociéndote a ti, seguramente acabarás con todas ellas esta noche.
-Vamos Alex, te hace falta un poco de alcohol en la sangre-me ofrece una cerveza destapada y yo la tomo.
-Hombre, eres ridículo-digo antes de llevarme la botella a la boca, Gabbe está por destapar las suyas, sí, las suyas, porque él se toma de dos en dos, cuando escuchamos el timbre.
-¿Esperabas a alguien?-me dice como si me acabara de pillar en una movida- ¿has vuelto a las viejas andadas?- niega con la cabeza- ya decía yo que Felissa no te iba a poder tener con la abstinencia por mucho más tiempo.
-Oh, cierra esa bocota, la verdad no esperaba a nadie.
Checa su reloj y voltea a ver a la puerta.
-Pues entonces esa chiquita se ha invitado sola... seguramente ha visto mi coche aparcado allá afuera y tiene la intención de montar un trío.
-¿Cómo sabes que es una chica?
-¡Dios! Hermano no sabía que bateabas para el otro lado.
Lo veo con confusión y luego le doy un ligero puñetazo en el estómago. Suelta un pequeño quejido de dolor.
-No idiota, pero te ves muy seguro de que es una chica, y yo nunca he traído a ninguna a mi casa para follar.
-Porque ningún hombre que se respete va a tocar el timbre de esa forma tan... delicada, por así decirlo.
-Ah, claro, se me había olvidado que tú sólo aporreas mi puerta.
Vuelve a sonar el timbre.
-¿Qué esperas? Abre antes de que se escape-me incita mi mejor amigo frotándose las manos.
Camino hacia la entrado con la duda dando vueltas en mi cabeza, ¿Quién será? Mis padres no lo creo, ellos abrirían sin tocar el timbre, podría ser Felissa, aún recuerdo aquella vez que vino, la vez que hablamos sobre mi hermana, ojalá y sea ella, así podríamos hablar y solucionar las cosas, es decir, no me voy a quedar con su argumento de que no podemos estar juntos, que esto se acabo y que es lo mejor, ¡Demonios! Estoy sonando como un estúpido, al diablo con esto, si Felissa no quiere continuar, allá ella, yo no le pienso rogar, nunca le he rogado a nadie, y ella no va a ser la excepción, claro que tampoco va a ser la excepción en otras cosas, Felissa no se me va a escapar, ella solita va a venir a mí, yo lo sé, Felissa no va a ser la excepción a nada.
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Bruja
Teen FictionAcostumbrada a una vida de poder, Felissa sabe que puede controlar todo cuanto le rodea, a excepción de una cosa: libertad total, y cuando la oportunidad se le presenta, no dudará ni un segundo en lanzarse sobre de ella, no vive encadenada ni mucho...