Capítulo 2. Primer día.

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Estoy sentada en una banca del instituto, varios de los chicos me quedan viendo con ojos de deseo-estúpidos adolescentes hormonales -, las chicas hacen gestos no tan agradables al verme -obviamente están ardidas- en fin, nadie se ha atrevido a acercarse -cobardes- estoy esperando a que el chico aparezca, Werner me inscribió en la mayoría de sus clases, no me ha dado demasiada información sobre él, sólo me ha dicho que su nombre es Alex, y según sé, anoche dio una fiesta en su casa, así que seguramente tendrá una pinta horrible, como la mayoría de los que pasan junto a mí, por su apariencia me doy cuenta de quiénes fueron invitados a la fiesta y quiénes no, me esfuerzo más por una sonrisa dulce y radiante ante aquellos que parecen desvelados, ellos son del grupo de Alex y mi objetivo es acercarme a él y convertirme en parte de su vida, luego lo convenceré de que desea ser un dinastic, sólo podemos otorgarle la inmortalidad a una persona, y esa persona debe de desearlo verdaderamente, al igual que nosotros. Alex tiene que desear ser un dinastic.

Sigo sentada en la banca, analizando mi alrededor, Werner dijo que identificaría a Alex simplemente cuando se acercara aunque sea un poco, su energía es bastante alta y la voy a sentir. Después de unos cinco minutos de ver a mi alrededor comienzo a sentir un breve cosquilleo en mi interior, vaya, la energía es mayor que la de los demás, pero para nada lo alta que esperaba, me concentro más, hay un campo que ayuda a camuflajear su energía, volteo a ver en dirección a donde lo siento, Oh por Dios, recuerdo haber dicho que tendría una pinta fatal, retiro lo dicho, este chico es el chico más perfecto que haya visto en mis doscientos años -horny, horny- y mira que he visto muuucho, jajajaja, créanme que no estoy exagerando; colgada del brazo de Alex hay una chica, parece tinker bell con cabello castaño obscuro, puuum, algo hace click en mí, ella, ella es la razón por la que no siento su energía por completo, ella es el escudo, es una prosia -zorra- algo así como especie enemiga de los dinastic, por así decirlo, ellos no tienen poderes, pero son inmortales, y pueden crear como tipo campos de fuerza que evitan que nosotros sintamos la energía con tanta intensidad, seguramente campanita se enteró del poder de Alex y se me adelantó para "protegerlo" de mí. Supe que era una prosia porque en el momento en que la vi pude leer sus pensamientos, eso es algo que solamente puedo hacer con los prosia, porque son inmortales pero carecen de poder, sinceramente no sé cómo funciona, sólo sé que lo hace, y... Justo en este instante se acaba de dar cuenta de mi presencia, antes de que tenga tiempo de analizarlo yo lanzo mi propio escudo, incluso me logro colar entre sus pensamientos, ¡já! La muy tonta se ha creído que soy una prodín, es decir, hija de un dinastic con una mortal, incluso se plantea la idea de que yo desconozco mi origen y me ha dado la coartada perfecta, hago como si no notara su presencia, pero sé que Alex ha percatado en mí, y que siente mi energía correr por su piel. Y entonces siento una mano sobre mi hombro, me giro y veo a una chica, rubia, alta, de labios rosados, ojos azules, y sonríe, su sonrisa es real, no como la mía.

- Hola- dice con voz dulce-- soy Cloe, veo que llevas un buen rato aquí sentada, tienes a todos impactados, pero creo que los asustas un poquito, ¿cómo te llamas? ¿Cuál es tu primera clase? ¿De dónde eres? ¿Te gusta la ciudad?

Vaya, parece que Cloe empezó el día con una sobredosis de chocolate, parece demasiado hiperactiva.

- Felissa - contesto, y esta vez mi sonrisa es sincera, esta chica se me hace muy divertida, jamás he tenido una amiga- me llamo Felissa, pero dime Liz, es como más sencillo- suelta una risita- soy de España- en realidad soy de Nueva España, en la actualidad México, pero mis padres eran españoles, así que yo era criolla, mis rasgos son españoles- me mudé apenas el fin de semana, así que no he tenido oportunidad de conocer mucho, pero lo que he visto me ha fascinado, y mi primera clase es Historia.

Sonríe como si le hubiera puesto una gran barra de chocolate enfrente.

- Oh, esa también es mi primera clase- da aplausos- y yo te puedo enseñar la ciudad.

BrujaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora