Capítulo 32. El Gran D.

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-¿Crees que haya averiguado algo nuevo?- mi mejor amiga se truena los nudillos mientras esperamos a Werner en la estancia, lleva quince minutos de retraso, lo que es habitual
en él, pero Cloe no está acostumbrada y cada vez se pone más nerviosa.

-Estamos a punto de saberlo- oigo el Lamborghini entrar por mi calle y yo me levanto del sillón y abro la puerta, en menos de diez segundos Wern estaciona su coche y baja de él, tiene una sonrisa de suficiencia que conozco demasiado bien, no está en ceros, al parecer obtuvo buena información, su manera de caminar es impoluta, tiene los puños apretados, al parecer hay una sola cosa que ocupa sus pensamientos, el mismo sentimiento que acaba de embargar mi cabeza: venganza.

-Cariñito- se acerca y me rodea con sus fuertes brazos de forma paternal - ¿Estás bien? ¿Te hicieron daño? - revisa mi rostro con sus manos.

Absorbo su cariño y niego con la cabeza.

-Estoy bien, no me tocaron un pelo.

Aprieta mis cachetes.

-¿Y tu amiga?

-Físicamente parece que jamás hubiera ocurrido.

Convierte sus ojos azules en rendijas y me hace una pregunta silenciosa.

- Acabo de hacerlo.

-¿Cómo lo tomó?

-Mejor de lo que esperaba- sonrío - al menos no destrozó un jardín entero.

Ambos reímos al recordar la noche en que me contó su secreto, yo ya estaba algo alterada, y cuando él me soltó aquella bomba me desquicié, arranqué todas las flores del jardín, una a una sin importar que las espinas rasgaran mis manos causando que sangraran, no dejé ni huella del majestuoso jardín que antes había rodeado mi casa.

-Entonces ya tenemos ganada esta batalla- me da una media sonrisa.

-No sabemos quién es su padre - murmuro - Así que no podemos darnos una idea de lo que puede hacer. Y no vamos a ponerla a prueba, ¿Qué tal y le lanzo unas bolas de fuego cuando ella controla el agua?

-Lo superará, apagará el incendio con las partículas de agua que se encuentran en el aire. Tú lo hiciste muy bien.

Niego con la cabeza mientras se me dibuja una sonrisa engreída.

-Yo sobrepasé todas tus pruebas, pero eso es porque soy más que impresionante.

-No seas tan modesta- dice con sarcasmo.

- Sólo estoy siendo sincera- me defiendo.

-Ella no es la única. Hay una gran cantidad de ellos que no conocen a sus padres, tal parece que para algunos, desaparece su lado humano al tomar la inmortalidad, aunque te puedo decir que estoy seguro que su padre ronda entre el siglo y el milenio -acaricia su barbilla -son los que generalmente dejan a sus hijos, los más antiguos buscan compañía, y quién mejor que sus hijos para seguirlos.

-Tiene que ser alguien poderoso- asiento - ella tiene un nivel de energía inusualmente alto para un Prodín, lo que quiere decir que su padre es poderoso.

-¿Lo ves? Así podemos ir buscando pistas, lo encontraremos, al fin y al cabo, tenemos la eternidad.

Eso me anima un poco.

-Vamos, entremos a la casa- lo jalo del codo- Cloe está a punto de tener un colapso.

En cuanto Werner pone un pie en la casa mi amiga tiembla ligeramente, vaya que está a nada de tener un colapso, y Chubaca se arroja a sus piernas, Wern acaricia a la cachorra, mientras mira por unos segundos a Cloe y su gesto se suaviza un poco.

BrujaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora