LA CHICA MISTERIOSA ( Harry Potter )

El accidente provocado

—Perdona a mi amigo, es tímido —decía Harry mirando a Ron de reojo.

—Eso es mentira, Ron siempre se mete en todo y nunca para de hablar —intervenía Hermione con cierto descaro.

Ron se levantó enfurecido y en serió el rostro.

—Hermione ¿sabes que? Te odio.

Dicho esto, Ron se fue a clases y Harry no dudó en ir tras su amigo.

Hermione se quedó frunciendo el ceño pero realmente no le dio mucha importancia.

 De repente en un pequeño segundo, miró el reloj y se percató de la hora.

—¡NO! Como no vaya ya mismo a clase voy a llegar tarde y no me lo puedo permitir —decía tocándose la cabeza agobiada—. Ana tus libros y cosas están en esa cama coógelas y dirígete a la clase que tengas en el horario.

Ananda sintió como sus nervios fluían por su pecho.

—Pero si no se dónde está mi clase.

—Tranquila todo es fácil de encontrar —decía Hermione dirigiéndose hacia la salida.

Todo el mundo que sepa como es Hogwarts, sabría que eso no era del todo cierto.

~

Cuando pasó un pequeño tiempo, Ananda iba por los pasillos, con su papel en las manos buscando el nombre de la clase, iba mirando las indicaciones en cada una de las puertas que se iba encontrando.

Aquel sitio estaba vacío, hasta que de lejos iba llegando Snape.
A medida de sus acercamientos, ninguno se percató de la presencia del otro, hasta que los dos se cruzaron.
En principio no hubo miradas hasta que Snape sintió un escalofrío que le hizo volverse.

—Señorita, perdone —decía intentando detener a Ananda sin ninguna explicación aparente.

Ananda se dio la vuelta

Y en cuanto Snape le vio su bello rostro, antes de que Ananda pudiera contestar o decir una palabra, este le lanzó un hechizo.

—DESMAIUS —gritaba Snape alzando su delgada varita.

Al nombrar el hechizo Ananda se desplomó en el suelo.
Snape iba a agarrarla y llevársela para investigar si era verdaderamente quien creía que era.
Pero no pudo conseguirlo ya que justamente en ese instante, un alumno pasó por allí viendo tal escena.

—¡Un médico! —gritó el chico a los cuatro vientos.

Todos los que atendían en clase de pociones escucharon el grito y de inmediato salieron para averiguar lo que sucedía.
Entre ellos, Ron, Hermione y Harry.

—¡Oh dios mio! Es Ana —intervenía Ron con la voz ronca.

Todos salieron corriendo, en cabeza iba la profesora McGonagall.

—Llévensela a la enfermería, de inmediato.

—No se que ha pasado, yo me la encontré así, desmayada —decía Snape ante la profesora.

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Pasaron dos horas y Ananda estaba en la enfermería algo estable porque Dumbledore consiguió romper el hechizo a tiempo.

—Veníamos para saber como está —informaba Harry adentrándose en la enfermería junto a Ron y Hermione.

—Estaba bajo un hechizo oscuro.
Ahora mismo está muy débil y no recuerda nada, cuando pasen unas horas se acordará de todo y podremos saber que ha pasado —añadía la profesora MgGonagall.

—Es culpa mía, la dejé sola, me siento muy mal —decía Hermione entre sollozos

—Esto no es culpa tuya —decía Harry.

Mientras que Dumbledore, nuestra profesora MgGonagall, Hermione y Harry hablaban a unos metros de la camilla, Ron se separó de ellos y se acercó a Ananda. Con el corazón a mil por hora y sus impulsos, los cuáles le regalaban toda la energía posible.

—Por favor... Recupérate, no te conozco, pero algo en mi dice que debo protegerte y cuidarte Ananda.