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Luzu estaba en uno de los escritorios de la biblioteca, con varios libros a su lado, mientras leía uno de estos, buscando con desespero alguna forma de ayudar a Auron.
Había pasado horas, casi se daba por vencido en aquel libro de pasta de cuero café oscuro, cuando se topó algo de utilidad. Revisó lo necesario para llevar a cabo el proceso de reversión del maleficio: Un lugar de paredes de metal...la presencia de la persona...y otras cosas más. Cuando llegó al último ingrediente: la poción del maleficio inicial. Una punzada asaltó su cabeza, haciendo que esta doliera, el dolor le provocaba jadear, causando que cerrara sus ojos esperando que se fuera el creciente dolor, cuando los abrió por este mismo dolor el color escarlata brillante se había apoderado se sus iris. Pasaron unos segundos antes de que se calmara y pudiera concentrarse de nuevo en su lectura aunque todavía ls cabeza le daba vueltas.
Continúo leyendo, tomando nota de lo necesario para llevar a acabo el rito de manera exitosa. Una vez hubo terminado de puso a arreglar los libros en la estantería que les correspondía a cada uno. Estaba colocando el último, en el cual venía la explicación, cuando sintió algo muy familiar recorriendo su cuerpo, contempló el libro, su portada y contraportada una vez más, había algo familiar en estas pero no tenía ni idea de lo que era, sacudiendo esos pensamientos lo dejó en su lugar y salió de la pequeña biblioteca. Miró el cielo para descubrir que la tarde empezaba a caer, así que se fue un rato a su casa.

Un compañero del Observador deambulaba por la casa dejada atrás por el de ojos y cabellos cafés, estaba bastante ocupado revisando todas las cosas del dueño en busca de algo muy especial, lo cual ayudaría a él y a su compañero en todo el plan tan detallado que se había creado durante el paso del tiempo. Había pasado ya un buen rato buscando en la parte principal de la casa, lo cuál indicaba que tendría que volver a aquel lugar...lo detestaba bastante, los recuerdos de aquel lugar le desagradaban, pero se lo tenía que contener para no hechar por la borda todo lo conseguido. Una de las reglas era el seguir haciendo este trabajo con un perfil prácticamente invisible. Salió al patio trasero, para dirigirse a aquellas escaleras que hace algún tiempo visitó. Abriendo la puerta sin ningún problema, aquel lugar le traía recuerdos no muy agradables, así que se dedicó a buscar con prisa entre los cofres del lugar, entre las estanterías y los restos de mórbidas herramientas en aquel lugar.
Después de unos largos minutos, en una habitación vacía, exceptuando un solitario cofre, encontró lo que buscaba. Un frasco con una poción rosada en su interior. Curiosamente era lo único dentro dentro de esa caja de madera.
Le dio vueltas en su mano cubierta por aquel guante de cuero para luego meterla en una pequeña bolsa que traía consigo.
Una vez que tenía lo necesario salió con un paso ligeramente acelerado para reunirse con su compañero cerca de la nueva casa del castaño. Ahí, con la vista puesta en el lugar, esperando a algún movimiento para comenzar la acción.
Al verle llegar se giró y tendió la mano esperando recibir lo que le había mandado a encontrar.
El compañero metió la mano a la bolsa donde descansaba aquel frasco y lo dejó caer en la mano del Observador, quien lo toma fuertemente, en cuanto este le entrega el frasco le hace una señal a su compañero, quien responde con un gesto de asentimiento.
El Observador baja del tejado y se escabulle en el jardín escondiéndose entre la vegetación de aquel pequeño lugar. Podías notar su experiencia en sus movimientos precavidos y sigilosos.
Una vez en su posición, se retiró parcialmente la máscara, dejando al descubierto su boca.

Dejó escapar el melodioso silbido de un pájaro, en cuando se llevó sus manos a la boca y colando aire por estos. Indicando a su compañero que prosiguiera con el plan. Que en ese momento era que bajara del tejado y se acercara a la puerta principal, una vez ahí extendió su mano y tocó la puerta, una vez hecho esto se apartó del recinto, y escaló ayudándose de una lámpara de la casa para subir al tejado de la casa del castaño y desaparecer de la visión que tendría alguien en la puerta.

Luzu se extrañó por el toque en su puerta, ya que hace poco había recibido un mensaje de Auron, en el cual ponía que ese día no podría ir a visitarle; así que ya esperaba una tarde para si mismo, ya que nadie más le visitaba. De los otros 7 se había dignado a visitarle, pero en realidad no los culpaba. Ya se había acostumbrado a esa soledad.

Abrió la puerta, pero no vio a nadie, a lo mejor a un niño se le ocurrió ir a tocarle las narices, a lo mejor por rumores que hacían que la gente le miraban con todas aquellas emociones, algunas fáciles de descifrar y otras no. Miró alrededor por unos momentos más, al no ver a nadie se dio por vencido, entrando de nuevo a su casa, cerrando la puerta detrás de él. 

Mientras caminaba lejos de la puerta, adentrándose a su sala, algo en la mesa del comedor atrajo su atención con el rabillo de su ojo. Así que caminó hacía este, encontrando ahí una botella muy familiar, por extraño que le pareciera. Sintió su corazón latir más rápido, y sus manos comenzaron a temblar mientras se acercaba a tomar la botella con la sustancia rosa oscuro. Al lado de esta se encontraba una nota que rezaba:

"Nos parece que vas a necesitar esto...
No puedes escapar de tu pasado...

-Hs"

Su visión se comenzó a nublar, mientras su cabeza punzaba. Así que dejó aquella botella y la nota en dónde estaban. Dolía terriblemente.
Se dejó caer en el piso, temblando y con el dolor horrible.
El dolor le dejó inconsciente y no despertó hasta que el dolor desapareció.
Cuando abrió los ojos era como otra persona... Los recuerdos peleaban por tomar el control.

El destino escrito por los dioses seguía intacto.

Ojos escarlatas aparecieron cuando sus párpados se abrieron

|∆~Your worst nightmare~∆| LuzuplayDonde viven las historias. Descúbrelo ahora