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Los días habían pasado, Luzu, un chico que lucía algo desaliñado, con ojeras, mientras un flequillo le cubría su ojo izquierdo, dejando ver su otro ojo castaño que derivaba a uno color escarlata; se encontraba sentado en su cama, como muchas noches no había dormido. Tenía la mirada perdida sobre su cerdo Manolo, quien parecía que seguía durmiendo.
Se levantó de su lugar y caminó por el patio de atrás. Con una mirada vacía. Hacía un día soleado, era encantador...demasiado, con un gruñido de desagrado se puso la capucha de su sudadera negra y se dirigió hacía la parte delantera de su casa para poder bajar al pueblo.

Mientras bajaba, el chico castaño sentía su espada, con su respectiva vaina, golpear repetidamente contra el muslo, de igual forma llevaba consigo su leal arco. Todos sabían que Luzu tal vez no era el mejor guerrero, pero cuando utilizaba su espada o su arco no titubeaba. Lo había demostrado incontables veces en misiones que suelen tener los 9 chicos.
Luzu no tenía ganas de ver a nadie, pero sabía que era necesario que bajara de su fortaleza ya que necesitaba algunas cosas, al igual que tenía curiosidad por si había algo nuevo, pero su mente viajaba más hacia un proyecto que había pensado desde aquel ya lejano día de las elecciones.
Mientras el ojicafé estaba viendo las cosas, las puertas de la tienda se abrieron de nuevo y por estas entraron un chico con ojos morados con una complexión musculosa junto con otro chico con ojos verde esmeralda, una sudadera blanca y un cabello de este mismo color, solo que más aperlado. Ambos miraron sorprendidos a la persona que se encontraba dándoles la espalda. Ninguno tenía noticia de aquel chico oscuro desde que se decidió que se le liberase.
-¿Luzu, tío?- Preguntó el peliblanco, Rubius
Luzu se quedó callado, pero estaba tieso, él no quería ver a nadie y mucho menos esas personas que fueron sus amigos. Metió sus compras en su mochila y se giró hacia Vegetta y Rubius acercando lentamente su mano a la empuñadura de su espada a la vez que les dedicaba una mirada de enfado combinado con odio. Se volvió a quedar callado mirándoles de esa forma fría.
Ambos tragaron saliva, habían visto a Luzu en su "fase" posterior a las elecciones, pero esta nueva personalidad era mil veces más fría, distante, era como si ahora de verdad había dejado sus "maldades", que a los demás habitantes de Karmaland les parecía el berrinche de un niño; a un villano entero y por completo.
Rubius dió un pequeño paso adelante, provocando que Luzu apretara más la empuñadura, a lo que Rubius decidió dar ese paso otra vez para atrás.
Esta vez Vegetta decidió hablar:
-Luzu...¿que haces por aquí? Hace mucho que no te vemos...¿Qué tal todo?- Obviamente Vegetta trataba de sonar tranquilo, pero por dentro también sentía miedo. Pues desconocía lo que Luzu podía llegar a hacer ahora. Dió un paso adelante, Luzu volvió a apretar su mano, pero el ojimorado no se echó para atrás, sino que dió otro paso más y volvió a hablar.
-Vamos Luzu, déjate ya de juegos- decía alzando sus brazos ligeramente, mirando a los ojos al castaño, pero tratando de no sonar amenazante. -Todo está en el pasado ya-
Luzu ante tales palabras soltó la empuñadura y apretó los dientes y miró hacía abajo, su pelo terminó de cubrirle los ojos y antes de que alguno de los otros dos chicos pudiese hacer algo Luzu ya había agarrado al chico que tenía enfrente por su playera para luego hacer que su cara quedara cerca de la del ojimorado, quien pudo ver qué las tonalidades rojas del ojo visible de Luz brillaban con más intensidad y finalmente Luzu habló.
-Saben perfectamente lo que pasó, esto no es juego, nunca lo fue, pero de acuerdo, si lo quieren ver cómo un juego- sonrió ligeramente -Juguemos- Terminó, para luego arrojar al chico hacía un estante dónde se quedó en el suelo.
Rubius, quien había mirado la escena en completo shock por la actitud de Luzu sacó su espada, pero Luzu también fue rápido y se lanzó contra él desarmándolo en unos segundos, y se marchó del lugar, mirándole desde arriba todavía con su pequeña sonrisa torcida y maldad en sus ojos, no sin antes herir al chico de ojos verdes en la parte baja del abdomen con una herida de espada, lo suficientemente grave para que esté no lo siguiera pero no tanto para que muriera ni dañara alguna parte vital de su cuerpo.
Los encargados de la tienda una vez que se fue Luzu, se acercaron a ayudar a Rubius y a Vegetta, puesto que el de ojos, en ese momento escarlata, les causaba miedo, ellos no eran guerreros, por lo cual era obvio.
Vegetta despertó algo desorientado y Rubius era vendado, mientras sus pensamientos solo eran una cosa:
"Ese ya no es Luzu."
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Aquí el primer capítulo, espero les haya gustado. Supongo que nos veremos en el siguiente capítulo.

|∆~Your worst nightmare~∆| LuzuplayDonde viven las historias. Descúbrelo ahora