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El Observador corría entre las ramas del bosque, cerca del corazón de este.
En cuanto el había desaparecido el golpe de los metales en aquel lugar claro había cesado, por lo que dedujo que al menos uno le estaba siguiendo, y si su intuición era correcta, se trataba del chico lobo.
Conocía ya las habilidades del castaño de sudadera negra. Su habilidad original era su gran puntería con el arco y; una amabilidad y empatía casi inhumana, pero por el lado contrario, fue dotado por la violencia, fuerza y agilidad. Lo que chocaba con las otras, provocando la decadencia de cordura, por lo que tenía entendido, claro.
Empezó a escuchar los saltos de rama en rama de su perseguidor.
No había mucha opción, corrió al lugar más oscuro del bosque, en dónde las ramas espinosas eran tan tupidas que no sé colaba ni la luz de las estrellas.
Mientras el lobo saltaba hasta su posición, dió un rezo a aquellos Dioses malignos que guiaban sus pasos.
Era un llamado de emergencia para sus Hermanos. Quería una victoria segura...Era una oportunidad de oro que no iba a desperdiciar.
Llamaradas color sangre surgieron a su izquierda y derecha desde las entrañas de la negra tierra.
A su derecha apareció alguien en vestimenta negra y máscara blanca como la de un payaso, solo que con los ojos rojos característicos de la Hermandad.
A la izquierda surgió una figura con un traje y máscara negra, la máscara con una amplia sonrisa blanca y los ojos rojo fuego de siempre.
Fue entonces cuando el lobo bajó de los árboles con un elegante salto aterrizando de cunclillas, con sus manos en el suelo por el aterrizaje.
La cola se mecía lentamente, mientras se ponía de pie, se escuchó el sonido de garras saliendo para luego abalanzarse sobre ellos.
En un rápido movimiento, mientras esté empezaba a atacar, dirigiendo sus garras hacia el Observador, los otros dos como sombras se ocultaron. Mientras aquella figura de máscara y traje de sombras lo mantenía ocupado. Tomó su espada y la hacía chocar incontables veces contra esas cuchillas, para crear tanto ruido que no notara a los cómplices de este.
Fue el de cara de payaso quien pudo ponerlo contra el suelo, la combinación de una inteligencia mayor junto con esta fuerza adicional, pudo hacer que el caído ya no se pudiera mover. Pero aún así ponía resistencia. Mientras seguía recuperando el aliento el de la espada después de tantas maniobras, el de la otra máscara negra se acercó y le inyectó el veneno que hace poco logramos robar. No era letal, pero se quedaría intoxicado por varias horas.
-¿Ahora que demonios hacemos con el fenómeno lobuno?-

La noche era fría. Un papel era ocultado en la chaqueta de Mangel, la brisa era suave pero helante, las grises nubes cubrían parte de la luz de la Luna. Después de unos cuantos minutos en el exterior llegó al molino del pueblo, cultivos rodeaban ese lugar, trigo dorado mayoritariamente. Entró dentro de la construcción y se sentó en una pequeña caja de madera que estaba tirada en un rincón del lugar.
Esperaba a unos comerciantes, que digamos no vendían cosas del todo...legales. Pero era la única forma en conseguir el pago de la ayuda de Willy para que el de lentes pudiera ver a Lolito despreocupado por el asunto y para que no perdiera el control. Mangel ya no quería volver a verlo tirado sobre su escritorio, o gritando preocupado. Era su novio y estaba dispuesto a hacer todo para que esté fuera feliz.
Pronto aparecieron éstos por la única entrada de aquel molino, con capa y capucha para protegerse del frío de la noche. Eran tres, el del medio llevaba una mochila de tamaño considerable, suponía Mangel que eran las herramientas pedidas por el albino. Lo que pedía no era nada fácil de conseguir y le habían costado una fortuna al de lentes.
Se levantó de su asiento y caminó hacia las figuras encapuchadas. Una vez estuvo frente a ellos sacó una pequeña bolsa de tela con las monedas para pagar el pedido. El dinero fue recibido y se hizo el intercambio correctamente. Los comerciantes dieron media vuelta y como la neblina desparecieron del pueblo, para seguir con sus negocios.
Mangel se echó la mochila en la espalda y se encaminó a la casa de Willy, para pagar la información.
Solo quedaba un pequeño detalle...
¿Cómo le explicaría todo lo que tuvo que hacer?
Obviamente Lolito sospecharía si todo  se arreglara de la nada. Bueno, solo ayudaría a Fargan con la información desde una posición que nadie note, sabía que Fargan era de la Hermandad, bueno de hecho conocía todos los miembros, pero nunca se quiso meter en esos asuntos, hasta que toda la cadena de sucesos apareció.
Cerca ya de la casa de Willy pudo ver una figura, vestía con ropa casual, con botas y llevaba lo que parecía una pala en el hombro. Pero no le podía ver el rostro, sólo vió una mirada escarlata antes de que este se volteara y caminara en otra dirección.
Dió un último suspiro y fue hacia la puerta de la gran casa-árbol.
-¡Willy, ya tengo todo! ¡Abre!-

|∆~Your worst nightmare~∆| LuzuplayDonde viven las historias. Descúbrelo ahora