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El pedazo de cuerda se retorcía entre los dedos de Auron, nudos aparecían y desaparecían de forma que su mente se distrajera y no tenga un ataque que le suele dar de repente, pues como era de esperarse el secuestro dejó una huella marcada en fuego en su mente.
La concentración que mantenía hacía la cuerda fue interrumpida cuando la puerta de su habitación se abrió, detrás de esta se encontraba el doctor de siempre junto con otro doctor que no había visto anteriormente, lo cual le dejó confuso.
-Hola, Auron. Venimos a preguntarte algo- dijo el doctor que no había visto nunca.
-Ya te digo yo que no es buena idea- replicó su doctor.
-Mira...Auron. Hablé con el doctor y soy consiente de tu situación, pero creo que es algo que nos puede ayudar a mejorar...-
Auron se centró en el movimiento de las manos del hombre, entendía la razón del porque creía que esto podría ayudar a que mejoren, maldición, el también había sido un doctor, pero aún así el pensamiento hacía que le temblase ligeramente el labio, con un poco de miedo, ya que sabía que las reacciones variaban de caso en caso.
Sus manos comenzaron a temblar ligeramente, al igual que su labio inferior, no iba a negar que todavía le tenía algo de miedo a Luzu, pero algo le decía que tenía que verle y hablarle...aunque preferiría que no hubiera forma de que por alguna razón se le abalanzara...¿tal vez sí que era mala idea?

El doctor desconocido, suponía que era el doctor encargado de Luzu se sentó junto a el al notar su reacción ante la idea.

-Si lo que te preocupa es que Luzu te vuelva a hacer algo, no te preocupes, no soy tan tonto como para dejarte a su merced-

El doctor le explicó las medidas que tomarían, lo cual incluía una habitación dividida, de igual forma se tomaría la precaución de esposar a Luzu y tener a ciertas personas vigilando de forma que este no lo notara y así dijera alguna información que podría serle útil tanto a la policía como a los doctores. Esto calmó casi en su totalidad a Auron, lo suficiente para acceder a intentarlo.
El doctor asintió y se acercó a la puerta, dónde su doctor contemplaba lo que había sucedido en silencio.
-Le veo mañana entonces- dijo para salir definitivamente por la puerta seguido de su doctor.
Cuando la puerta estuvo cerrada y creyó que estaba solo, empezó a realizar respiraciones lentas, para intentar calmarse, mientras sus manos aún temblaban, preguntándose qué pasaría mañana, ya que el desconocía la condición del otro muchacho.
Había perdido por completo la noción del tiempo, las horas pasaban y él no los notaba, los astros surcaban el cielo y dentro de poco el sol estaba a punto de ocultarse, pues las estrellas comenzaban a asomarse tímidamente por el cristal de su ventana, su única forma de saber en tiempo se encontraba, más o menos.

El viento golpeaba suavemente los rostros de Vegetta y Rubius, ambos estaban sentados cerca del borde de un suelo ligeramente elevado, mientras observaban el mar y el sol cayendo en el horizonte pintando el cielo de un hermoso colores naranja y rojo.
Vegetta aún con el vendaje de su abdomen, la herida aún se estaba curando. El de ojos esmeralda lo había ido a visitar, como suele hacer para ver cómo iba la recuperación, hoy simplemente decidieron descansar cerca del mar que quedaba muy cerca de la casa de Vegetta.
Rubius se recargó en sus brazos dejando caer su peso en estos.
-Por fin un poco de tranquilidad, ¿eh?- dijo aún mirando el ocaso.
Vegetta solo lo miró por un momento, cuando noto que los ojos de Rubius le miraban asintió y desvío su vista y cabeza de nuevo hacía el horizonte.
Fue entonces cuando se escuchó el movimiento brusco de las hojas de los árboles detrás de ellos, no les causó ningún sentimiento de peligro, así que fue ignorado.
O al menos así fue hasta que una persona envuelta en una chaqueta larga negra, playera del mismo color solo que con detalles rojos, botas de cazador también de color negro carbón, y el rasgo principal, una máscara negra de ojos negros con una mueca malévola en la superficie.
Su rodilla izquierda presionaba el pecho de Rubius, al que le costaba ligeramente respirar, un cuchillo estaba cerca de su cuello amenazante.
Los ojos de Vegetta tomaron un violeta más intenso, con su fuerza y habilidad de combate aumentada tomó la espada que siempre llevaba consigo, como el gran guerrero que era y se abalanzó contra el enmascarado, más otra figura salió de la nada y con una patada con una impecable técnica lo mandó lejos de donde estaba su compañero, para después sacar su hacha negra apuntando hacia la dirección donde había caído su contrario.
-Atrás, chico lobuno- dijo el recién llegado de máscara de blanca.
-¿Cómo...?- empezó a preguntar el de la espada pero fue cortado por el cual tenía a Rubius inmovilizado.
-No somos idiotas, notamos tu ausencia y hasta ahora estás de vuelta. Justo después de que el "gran" Lobo Nocturno escapara- dijo dirigiéndose a Vegetta.
Su vista volvió a Rubius para dejar sonar una carcajada, una que te dejaba completamente congelado y aterrorizado de solo oírla.
-¿En serio creíste que te saldrías con la tuya sin que YO me enterase, traidor?-
Rubius no respondía, en primera porque no tenía el aire suficiente para poder hacerlo.
-Esto te traerá terribles consecuencias, rompiste un juramento que hiciste sobre todo y todos cuando te uniste- amenazó para luego continuar -Los dioses también te castigarán, la audencia de muertos decidirá tu destino- terminó esta frase alzando su cuchillo y clavándoselo en su antebrazo, al mismo tiempo sintió como algo se interior se rompía, gritó de dolor. Su opresor desapareció junto con su cómplice. El escarlata apareció en sus ojos el poder que había acumulado ahora le causaba un dolor inimaginable.
Un grito de su nombre le llegó a sus oídos, pero solo eso.

|∆~Your worst nightmare~∆| LuzuplayDonde viven las historias. Descúbrelo ahora