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El ruido de una sirena por increíble que parezca se coló por aquella piedra negra hasta los oídos de un secuestrador, quien leía uno de sus libros que hablaban de demonios y otras cosas de ocultismo, eran libros interesantes, aunque no creyera del todo en ellos. Cerró lentamente el tomo de cuero café que había sido elegido aquel día y lo acomodó en su lugar en la estantería de la habitación.
Una vez que se levantó de su lugar de lectura se dirigió hacía donde había un cofre negro con detalles rojizos y lo abrió, ahí dentro descansaba una máscara de calavera roja. Había tardado en conseguirla, pero la obtuvo a tiempo por lo que las sierras le decían. Sabía que pronto intentarían entrar a la fuerza, y Luzu no estaba en la posición de perder cordura si se entablara algún combate con la policía. La guardó en su chaqueta, lista para usarla si el asunto lo ameritaba.
Se colocó su fiel arco en la espalda, como siempre lo ha hecho y en una mano su pala.
Regresó a la habitación dónde estaba Auron. Quien para su alivio estaba dormido todavía en sus grilletes. Se acercó a la mesa dónde estaba su cuchillo clavado, lo tomó del mango y jaló hasta sacarlo de entre la madera del mueble, examinó su hoja, para asegurarse que no estuviera demasiado dañada como para serle inservible, y la metió en el bolsillo frontal de la chaqueta. De pronto, aún sosteniendo aquella hoja de metal con ligeros desperfectos, un pequeño brillo fue captado de reojo, lo miró por un momento.
El celular de Auron e hizo click en su cabeza lo que estaba sucediendo.
Apretó los dientes, apretando aún más el cuchillo en su mano. Lo sacó violentamente de dónde se ocultaba, lo alzó en el aire y dirigió su punta a ese celular, el cuál terminó destrozado.
Había sido demasiado estúpido al no haber destrozado el maldito celular. Pero ya no podía hacer nada.
Su mirada de reojo se posó en Auron, quien todavía dormitaba en aquella extraña posición. Sin dudarlo ni un momento se dirigió a un cajón y buscó un pequeño frasco de vidrio, el contenía un líquido transparente. No era más que un pequeño sedante que había preparado, necesitaba utilizarlo para evitar de que Auron realizara cualquier ruido y se delatara su ubicación, y este era un factor de gran riesgo, considerando que Fargan era uno de los policías más importantes junto con Alexby.
Ya no podía permitirse más errores, ningún otro.

Las sirenas de policía acompañaban el recorrido de Alex y Fargan a la casa de Luzu. Habían sido afortunados de que este hubiera cometido un error. Llevaban sus armas consigo, ya cargadas para la redada.
Sus chocobos volaban rápidamente rompiendo el aire hasta que aterrizaron en el jardín delantero de Luzu, era un lugar pacífico, uno no se imaginaría que el dueño de aquel lugar de trigo dorado, uvas de muy buen aspecto, y otras muy verdes y bien cuidadas plantas; fuera un maldito loco maniático.
Lo único que no encajaba en ese lugar eran las paredes grises y el vidrio rojo.
Y esa peculiar estatua de lo que parecía obsidiana o alguna clase de piedra negra.
Alex tomó un dispositivo que le permitía rastrear aquel dispositivo que los había traído a aquel lugar en primer lugar, pero ahora no había nada, toda señal que había emitido aquel celular se había desvanecido.
Probablemente Luzu se había dado cuenta de su error. También estaba la posibilidad de que los escuchará llegar.
Sea cual sea el caso...













Ahora solo importaba salvar a Auron...
Llevó su mano al arma, preparándose para cuando la tuviera que sacar.
Mientras le ordenó a Fargan que se acercara a la parte trasera y se ocultar para que pudiera buscar por el lugar mientras el estaba con el de ojos cafés.
Estaba buscando un punto débil en la casa cuando unos pasos llegaron detrás suya, eran secos...y sigilosos, como un cazador apunto de saltar sobre su presa.
-¿Puedo ayudarle en algo, oficial?- preguntó Luzu, su voz estaba disfrazada de confusión, los ojos completamente marrones, pero aún tenía sus armas a la mano.
Alex fingió en ese momento no darse cuenta. Tenía que actuar con decisión. Y aunque le idea no le agrade...en ese momento era un oficial enfrente de un criminal...en ese momento...

Él y Luzu no eran amigos...

Y ambos lo sabían...

Esto era una guerra aún sin declararse al aire.

-He venido con la orden de revisar su casa, señor-
Dolía el pensar en ese escenario...en el que uno de sus compañeros, con el que más había compartido...no era más que un criminal.
Luzu solo asintió y abrió la puerta de su casa para luego apartarse y dejar entrar a Alex.

Luzu sabía que algo no iba bien. Era demasiado raro ver a Alex trabajar sin Fargan a su lado, algo en todo esto no le gustaba. Caminaba detrás de Alex para ver lo que hacía.
Dejó su pala recargada en un mueble, lista para empuñarla en caso de que no tuviera opción. Sentía el peso de su máscara pegada a su cuerpo detrás de su sudadera, casi como si palpita, deseosa de ser usada.

Tal vez no tuviera opción...






























Tenía que deshacerse de A-




















No...
Del policía...
Ese no era más que otra persona en su camino, ya no era su amigo Alexby.

Metió su mano en el bolsillo del cuchillo y lo sacó lentamente, tratando de no parecer sospechoso.
El cuchillo estaba en posición de apuñalar, listo para cortar la carne que tenía delante...tan descubierto...tan fácil de atravesar.
El rojo del fuego consumió el color café tranquilo de Luzu.

Alex apenas tuvo tiempo de reaccionar, y aunque el cuchillo alcanzó a apuñalarlo en el hombro, despertando un terrible dolor acompañado por su sangre, si no se hubiese movido en aquel preciso momento podría haber sido apuñalado en algún lugar mortífero.
Apenas sintió el filo atravesar su piel sacó su pistola y con el reverso de la pistola golpeó el rostro de Luzu, quien fue a terminar en el mueble que mantenía recargada su pala. Mientras el castaño se apoyaba en su rodilla, con el golpe en su cara palpitando y su mano se acercaba a la pala, Alex se sacó el cuchillo y acercó su mano a la muñeca especial al ver cómo Luzu empezaba a acercarse listo para atacarle, sus ojos parecían no reconocerle como si fuera un desconocido.
Apretó el botón de la pulsera y su característico casco se empezó a formar de forma mecanisada hasta que cubrió su rostro por completo.
-Lo siento Luzu- pensó para si mismo

|∆~Your worst nightmare~∆| LuzuplayDonde viven las historias. Descúbrelo ahora