•8•

292 26 4
                                    

Auron caminaba hacia la casa de Luzu, sintiendo un gran pesar en su ser con cada paso que daba para subir sus inmensas escaleras de piedra que daban hacía las puertas de su hogar.
La luz que emanaba de la lava que rodeaban el lugar le hacía sentirse impotente en el lugar, llegó hasta las puertas de la gran muralla con sentimiento de alivio al encontrar el sistema de seguridad desactivado.
La mano naranja se posó sobre el metal de la puerta, cuestionándose si debía tocar, presentía que el mayor no le dejaría pasar, pero debía intentarlo, solo una vez...al menos.
Con un poco de duda tocó la puerta, una, dos, tres veces. Nadie acudió a la llamada. Así que por curiosidad empujó ligeramente la puerta; dió un paso hacia atrás sorprendido ante la apertura que había en la puerta, con el corazón en un puño siguió empujando, rezando de que el sonido que emitía la puerta al abrirse no alertara a nada ni a nadie.
Auron entró con paso cauteloso. El jardín estaba casi igual que la última vez que había estado ahí, excepto por algunos artilugios y una construcción que le causaron escalofríos, siguió avanzando, pasando cerca de la casa, alcanzado a ver a las mascotas de Luzu a través de los nuevos cristales rojos, la mirada de uno en especial le hacía sentir que algo se avecinaba, pero no estaba seguro si era de algo bueno o...una tragedia.
Sus pasos poco a poco se aceleraban más, podía sentir como si una extraña fuerza presionara cada vez más su pecho, provocando que su respiración fuera más rápido. No había rastro del chico por ninguna parte de la casa. Caminando cerca de una hamaca blanca, la vista de Auron encontró algo interesante, tomó el objeto y limpió la tierra, desvelando así un viejo cuchillo, con su filo destrozado y desgastado. Decidió conservarlo, pues la paranoia que la situación le provocaba, no pudo pensar en otra mejor idea que empuñarlo. Y reanudó su camino, el cuál se le estaba empezando a hacer eterno.
El de piel naranja pronto llegó al borde de la montaña de Luzu, encontrando unas escaleras que descendían hasta el pie de esta. Bajó lentamente las escaleras, que aparentemente no llevaban a ningún sitio. Su instinto le decía que debía haber algo ahí, se acercó a la pared, intentando encontrar algún rastro de un mecanismo oculto o algo, cualquier cosa.
Al fin lo halló, una especie de antorcha apagada, colocada extrañamente cerca del suelo, casi oculta de la vista, habría pasado desapercibida por cualquiera que pase por ahí, a menos que busque con detalle en el lugar.
Intentó jalarla, empujarla, girarla, pero no sucedía nada, en un intento desesperado, la retiró de su lugar, pudiendo escuchar así, un pequeño click, pero no veía que había cambiado algo, así que la dejó de nuevo en donde estaba, escuchado nuevamente el click, pero está vez fue seguido de varios ruidos y para cuando levantó la vista se encontró con un hueco en la pared.
Desde el umbral de la puerta se alcanzaba a ver una habitación negra, con un cristal rojo del cuál, detrás corría lava.
En la habitación había varias estanterías de libros, y en el centro de todo ello, una mesa negra, la cuál tenía un libro abierto.
Auron se adentró en la habitación y se acercó a las librerías, sacó uno de los libros, su cubierta era de cuero tintado de rojo, los símbolos de la portada eran ilegibles para él, en las páginas había palabras sin algún tipo de sentido. Volvió a dejar el libro en su lugar, y dió un repaso rápido a la habitación, sólo para encontar una puerta metálica que daba a otra habitación, la abrió y siguió bajando por las escaleras de piedra negra.
La habitación que había al final era mil veces más tétrica que la del recinto superior.
El suelo era decorado con una especie de ¿calavera? roja.
Y en una de las paredes...había carne colgada, con una sustancia roja...¿sangre?
El cuchillo que llevaba en su mano lo apretó aún con más fuerza...¿Qué...carne era esa? Alzó la hoja hacía los trozos de carne, esta parecía fresca...gotas de la sangre de la carne goteaban en el suelo...
Silencio...
Una gota...
Otra...
...
Una risa desenfrenada...
Una risa psicótica...
La vista de Auron se encontró con una figura con una capucha negra, quien reía sin algún control, consumido por un fuerte sentimiento...Era Luzu, sostenía una pala con manchas oscuras.
Auron empezó a dar pasos hacia atrás, sus piernas temblaban ante la presencia del encapuchado, sus pasos se detuvieron cuando sus piernas fallaron, haciendo que este cayera con un golpe seco. Sonteniendo fuertemente el cuchillo, negándose a soltarlo, con la intención de intentar defenderse. Luzu con una sonrisa torcida se encaminaba hacía el contrario con paso lento.
Cuando Auron le pudo ver con detalle solo sintió terror recorrer su espalda.
La mirada de Luzu parecía estar hecha con sangre, las manchas de la pala, pudo ver qué era sangre seca. Y digamos que la luz de la lava para admirar los detalles no era especialmente tranquilizadora.
Miraba impotente a Luzu, el cuál con una patada en el pecho terminó por derrumbarlo por completo en el piso, causando también que el viejo cuchillo se escapara de su agarre y se deslizara por las baldosas, lejos de su alcance.
El chico de piel naranja pudo contemplar como la pala tomaba vuelo para luego dar un golpe diagonal, del cual no se pudo cubrir, cayendo al suelo al instante. Fue un golpe limpio, lo suficientemente fuerte para dejarle inconsciente, pero no para matarle, pero dejando aún en consecuencia rastros de la sangre de la víctima, en la pala, el suelo y la ropa del castaño. Luzu seguía con una sonrisa en su rostro, mientras contemplaba el cuerpo inmóvil del suelo.
Tomó al muchacho por la capucha blanca y lo arrastró hasta una habitación que había preparado para su invitado.Aunque el plan original era invitarle después...
¡Pero al venir aquí la invitación llegó más rápido!
-Que gusto tenerte aquí, Auroncito- susurró el de ojos escarlata ante la figura que estaba atado mientras acariciaba la sustancia de su rostro que había sustituido la piel del mencionado.

|∆~Your worst nightmare~∆| LuzuplayDonde viven las historias. Descúbrelo ahora