Alex dio media vuelta y se volvió a sentar como si un dios griego no estuviera en la entrada. Ojalá fuera una coincidencia, pero eso era muy poco probable. ¿Por qué estaría allí? ¿Qué necesitaba?
El dios entró al restaurante, produciendo una corriente de aire cálido y seco. Los comensales se levantaron como hipnotizados, pero Ares hizo un gesto con la mano y todos volvieron a sentarse en sus lugares. Regresaron a sus conversaciones. La camarera parpadeó, como si alguien acababa de reiniciar su cerebro.
- ¿Tienen dinero para pagar, niños? - volvió a preguntar.
- Ponlo en mi cuenta - respondió el dios. Se metió en el reservado y acorraló a Alex contra la ventana, le sonrió socarrón a la pelinegra. Levantó la vista a la camarera y la miró a los ojos -. ¿Aún sigues aquí?
La muchacha se puso rígida, como si fuera un robot se dio media vuelta y volvió a la cocina. Ares se quedó mirando a Alex, transmitiéndole malas emociones. Ira, rencor, amargura. Pero Alex sabía que ese era el efecto del dios con los humanos, por lo que volteó los ojos, y lo volvió a mirar.
- ¿Qué? ¿Admiras la vista? - preguntó burlesca. El dios bufó, después de tantos encuentros la chica se había aprendido a controlar. Decidió mirar a Percy y le dedicó una sonrisa pérfida.
- Así que tú eres el crío del viejo Alga, ¿eh?
- ¿Y a ti qué te importa? - respondió a la defensiva. Alex rodó los ojos, Ares estaba logrando lo que quería.
- Percy, éste es... - dijo Annabeth intentando callarlo. Al parecer ella también había reconocido al dios.
Ares levantó la mano.
- No pasa nada - dijo. Debía estar de muy buen humor o planeando algo como para no molestarse ante una falta de respeto. Como cuando llevaba un monstruo para matar a Alex o entrenaban cuerpo a cuerpo, en esas ocasiones ni siquiera la insultaba -. No está mal una pizca de carácter. Siempre y cuando te acuerdes de quién es el jefe - y aquí va -. ¿Sabes quién soy, primito?
- Eres el padre de Clarisse - respondió después de unos segundos pensando -. Ares, el dios de la guerra.
El dios intentó intimidar al chico sonriéndole y mostrándole sus cuencas que tenía en vez de ojos. Cuencas ardientes que enseñaban pequeñas explosiones. Annabeth estaba pálida, y Grover parecía esforzándose por no gritar. Alex no se sentía intimidada ni divertida, estaba en un punto medio.
- Has acertando, pringado. He oído que has roto la lanza de Clarisse.
- Lo estaba pidiendo a gritos - Alex rodó los ojos de nuevo.
- Probablemente. No intervengo en las batallas de mis críos, ¿sabes? He venido para... He oído que estaban en la ciudad, y tengo una proposición que hacerles - los miró a todos.
Alex estaba bastante confundida. Una de las cosas que eran más notables en los dioses (la mayoría) era su ego. Y Ares estaba incluido. Pedirles ayuda era como traicionar a sus principios. Alex sin duda no esperaba que fuera hasta allí para pedirles ayuda, debía ser algo importante.
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Semidiosa y Bruja (PJO y HP) 1 LIBRO
Aktuelle LiteraturCosas importantes para que sepas si la historia te llama la atención: - La historia es sobre Alex (la protagonista) y Hermione, - En este libro la relación no llega a mayores, puesto que están en primer año (si eso te aburre y consideras que es inne...