Percy Alias la carnada

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Los días pasaron tan normalmente como es posible en el campamento mestizo. Alex se turnaba con Annabeth para darle clases de griego clásico a Percy, y al cabo de unos cuantos días fue capaz de citar algunas frases de Homero bastante bien. 


Quirón había intentado darle clases de tiro al arco a Percy. Alex estaba lo bastante cerca pare presenciar cómo el chico lanzaba la flecha y daba en la cola del centauro... Que estaba detrás suyo. Eso fue motivo de burla para el resto de los días para Alex y Percy,  quienes en vez de verlo como algo malo pensaban que era divertido. 


Para muchos Alex podía ser la persona más fría y seria del mundo, pero Percy no le había dado motivos para desagradable, y parecía no importarle que fuera hija de Hades. 


¿Carreras? Tampoco. Fueron ambos a probarlo (Percy y Alex) pero las ninfas del bosque lo hicieron morder polvo. Lo consolaron diciéndole que no se preocupara, puesto que ellas tenían siglos de práctica de tanto huir de dioses encaprichados. 


- Aún así es humillante ser más lento que un árbol - dijo el de ojos verde mar a Alex una vez las instructoras de carreras se fueron.


- Si te hace sentir mejor, yo también era pésima en velocidad - confesó Alex encogiéndose de hombros. 


- ¿Mejoraste? - Alex asintió -. ¿Cómo?


- Tengo entrenamientos personales, en ellos mejoro mis habilidades e intento hacer lo mismo con mis desventajas. 


- ¿Quirón te entrena?


- ¿Quirón? No. Lo hago yo, aunque últimamente también entreno con Silena y Clarisse, aunque obviamente no hacemos lo mismo, podrían terminar lastimadas por la falta de costumbre. 


- Okey... Das miedo.


Ales rió por su comentario, y tiempo después el chico se sumó. 


¿Lucha libre? Olvídalo. Clarisse se ofreció como voluntaria para ser la instructora de Percy, solo para darse el gusto de murmurar a su oído "Tengo más de esto, si quieres otra ración, pringado" cada vez que caía al suelo. A muchos les parecería cruel, pero así era Clarisse, y Alex no era nadie para cambiarla. Es más, le agradaba. 


En lo que Percy sobresalía, era en la canoa. Desde luego, la gente se vio decepcionó, puesto que no creían que esa fuera la habilidad del chico que venció al Minotauro. Todos conocían a Alex, y, aunque no mostrara sus habilidades en público, sabían que era capaz de hacerlo. 


Por otro lado, las sospechas de Alex eran cada vez más ciertas acerca del padre de Percy: Poseidón. 


Un martes por la mañana, Alex había terminado el entrenamiento con ambas chicas, cuando vio a Percy por las canoas con aura frustrada y un tanto malhumorada. 


- ¿Qué tienes? - preguntó Alex acercándose. 


Semidiosa y Bruja (PJO y HP) 1 LIBRODonde viven las historias. Descúbrelo ahora