"Amabilidad" internacional

481 66 7
                                    


El tráiler llevaba un cartel en la parte trasera, que Alex pudo leer solo porque estaba escrito al revés en blanco sobre negro, una buena combinación para disléxicos: "AMABILIDAD INTERNACIONAL: TRANSPORTE DE ZOOS HUMANOS. PELIGRO: ANIMALES SALVAJES VIVOS".


- Estás de broma - dijo Percy. Alex no estaba mejor, no le daban ganas de viajar junto a animales, es más, esos animales no deberían estar allí. 


Ares chasqueó los dedos haciendo que la puerta trasera del camión se abriera.  


- Billete gratis, pringado. Deja de quejarte. Y aquí tienes estas cosillas por hacer el trabajo. 


Sacó una mochila de nailon azul y se la lanzó a Percy. La revisó, y por lo que Alex pudo ver contenía ropa limpia para todos (no era del estilo de Alex, pero ya que), veinte pavos en metálico, una bolsa llena de dracmas de oro y una bolsa de galletas Oreo con relleno doble. 


- No queremos tus cutres... - empezó Alex.


- Gracias, señor Ares - saltó Grover, dedicándoles a ambos chicos una mirada de alerta roja -. Muchísimas gracias. 


Alex no tenía buena espina de las ofertas del dios de la guerra, pero ya que nadie sentía lo mismo además de Percy, terminó aceptando. Percy, a regañadientes, se echó la mochila al hombro. En el restaurante ahora solo quedaban un par de clientes, y la camarera que les había servido los miraba nerviosa dese la ventana, como si temiera que Ares fuera a hacerles daño... 


Sacó al cocinero de su lugar de trabajo para que también los mirase, como si fuera algo interesante. Le dijo algo. El asintió, levantó una cámara y les sacó una foto grupal.


La gente siempre se iba metiendo en donde no debía, por actos de "valentía", "amabilidad" o "lealtad"... En opinión de Alex esos eran denominados valores por la gente, querían que la sociedad fuera empática con otros. Pero siendo realistas, ¿quienes lo eran en realidad? Exacto, nadie. Absolutamente nadie. Y quienes ayudaban a los demás era para ganar algún bien, para sentirse mejor, y eso estaba mal visto por los demás. Los demás que eran exactamente iguales. Los niños, por otro lado, eran diferentes. Pero cada vez se acercaban al mismo camino que los adultos, algunos más rápido que otros. 


¿Había de verdad gente buena que se preocupara por ella? Su madre lo hacía, y su padre... bueno, él era un dios. Un dios con cosas más importantes que hacer, aunque a lo largo de su corta vida había demostrado que sí le importaba. Eso hizo sentirse mejor a Alex, pero no se confundan, nunca admitiría que estaba feliz de que alguien se preocupara por ella. A diferencia de otros padres, los dioses no te aconsejaban y te guiaban en la vida, no porque no quisieran, sino por las "antiguas leyes".


- Me debes algo más - le dijo Percy al dios. Alex lo recordó -. Me prometiste información sobre mi madre. 


- ¿Estás seguro de que la soportarás? - arrancó la moto -. No está muerta. 


Por todos los dioses. Eso pudo habérselo dicho Alex, después de todo ella sentía a la gente al morir, y la madre de Percy solo había sido usada para atraer a Percy al inframundo. ¿Había funcionado? Por supuesto, pero no culpaba al chico, era su madre después de todo.

Semidiosa y Bruja (PJO y HP) 1 LIBRODonde viven las historias. Descúbrelo ahora