Capítulo 24: El secreto de Cass.

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Primero hay que saber su historia. Descansa Deck.








—¿Ya te vas?— hace un puchero y me río.

—Tengo que hacerlo.

—Pero Liam ya se fue porque tiene que cuidar a esa chica rubia, de la cual no conocía, sino la invitaba. Ethan porque necesitaba verse con alguien, aunque es el que menos me interesa.

—Ryan— me río.

—Y solo quedan ustedes dos— me señala a mi y a Cassie —¿Y tú por qué te vas?

—Es que... Es que mi-mi tía de Rusia viene aquí y-y trae nuevos maquillajes, y yo amo esas cosas del extranjero. Me-me tengo que ir. Si llega y no me encuentra, se va a preocupar— sonríe.

—¿Y tus padres no están en tu casa?

—Eh... Si ¡No!— se arrepiente al instante —Están paseando. Tengo que abrirle la puerta.

Se rasca la cabeza. Quiero estrangularla por mala mentirosa.

—De acuerdo— dice desconfiado.

—Me voy. Espero te haya gustado mi regalo.

—Nunca tuve un osito, siempre hay una primera vez.

Me río con ternura.

—Nos vamos Cass.

—¿Y tú dónde tienes que irte tan temprano?— pongo mí mejor cara triste.

—Si... Debo visitar a mi tío Damián.

—¿También cumple años?— me río y los ojos lagrimean. Aprendí desde niña. Lo mejoré en el curso. Un curso que no solo te enseña a matar, sino a ser un gran actor/actriz.

—Mi tío Damián no puede salir de su casa. Está enfermo, tiene Xerodermia Pigmentosa o XP para abreviar. La luz ultravioleta no debe tocar su piel en ningún momento o sino moriría. Soy la única que puede visitarlo y quiere hacerlo.

—¿Por qué?

—Además de eso tiene un virus o algo así en su casa donde el que entra luego queda muy enfermo. Sucedió con su esposa y ella murió. Y de toda la familia solo yo soy inmume a eso. Solo yo puedo entrar y respirar el mismo aire que mi tío sin que me pase nada. Y le encanta que todos los años después de que festeje mi cumpleaños vaya a su casa para que lo festejemos nosostros dos. La tradición son comer galletas recién horneadas y mirar películas clásicas de los ochenta— sonrío.

—Oh... Eso es muy lindo de tí— me muerdo los labios asintiendo.

—Gracias...

Me da un beso agarrando mi cintura pegándome a su pecho. Le correspondo tomando su cabello. Es un beso corto pero intenso. Nos separamos. Le corespondí porque su familia no está aquí, están afuera, sino todos quedarían confundidos con la escena. Dirian: ¿Son amigos que se besan?

—Ve tranquila entonces— le doy un piquito yo y agarro a Cassie del brazo.

—Lo haré. Cassie y yo nos separaremos en unas seis cuadras, para que cada una vaya en la dirección que quiera.

El Miedo De Ámbar #1 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora