Capítulo 17: Regalo adelantado.

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Grecia. En un mes. ¿Wats? Diría Ámbar por no decir "What"








Me siento una mierda de persona.

Basicaménte una mala persona.

Si tan solo podría dejar ese miedo atrás. Olvidarlo. Todo sería más fácil. Para mí y para él. Para todos mejor dicho. A Kevin le haría un gran favor de descanso psiquiátrico y Liam no estaría tan alerta a los demás si no fuera por mí hace años.

Solo causo problemas, preocupaciones y daño. Y para recalcar también miento.

Todo el año pasado estuve en un excelente estado por así decirlo. No lloraba, y menos por un chico. Ya no.

¿Cuánto me duró? Sí, menos de un año.

Los brazos de Liam eran los más reconfortantes en un momento difícil. Te rodeaba y te daba calor hasta que te sientas mejor.

Ningún abrazo se va a comparar con los de él. Pero Cassie se aproxima mucho.

Y ahora ella me reconforta, y es cuando lloro aún más.

La sensación familiar en mi pecho encogiéndose es lo que más me duele.

—Hey, Ámbar, no, no llores— dice Cassie en un tono preocupado acariciando mi cabello y mi espalda.

—Me odio tanto, soy una mala persona— murmuro en su pecho.

—¿Qué? no, estás loca, eres la mejor persona que he conocido en toda mi vida— besa mi cabeza y nos levanta a las dos.

Dejo de abrazarla y ella me agarra las manos y las aprieta en consuelo.

»¿Quieres contarme qué fué lo que pasó? Me dijiste que ibas a ir a casa de Ryan— frunce el ceño.

—Es que lo hice, necesitaba hablar con él. Pero, no precisamente hablamos— ella se cubre la boca de sorpresa.

—Espera, primero lo primero. ¿De qué tenían que hablar?— suspiro. No quiero mentirle, pero quiero saber bien como es la historia para contársela.

—Quería decirle que nos atrasamos tres putas semanas por su culpa de señor-evito-a-su-amiga y aún nos falta cosas del trabajo.

—¿Y entonces?

—¿Entonces qué?

—¿Cómo pasaron de hablar a follar?

—¡Cassie!

—Sabes que eso pasó y que también quiero distraerte.

—Lo sé, y te lo agradezco.

—Bien señora triztona, cuéntame ya— saca un pañuelito y me seca las lágrimas delicadamente.

—No me quiso decir porqué me evitó, lo cual me molestó demasiado, osea ¿Quién se cree que es? y me estaba por ir, pero me acorraló en su puerta y...

—¿Y qué? ¡¿Y qué?! Joder, solo dilo.

—Me besó— toco mis labios sonrojándome.

—¡Mierda, te sonrojaste! ¡No puede ser! ¡Ah!— grita soltando risas.

—Lo sé, y de besarnos pasamos a su cama y de ahí, nosotros... tú sabes.

—No, no sé nada— ruedo los ojos —cuéntame, detalles.

—No terminaré más así— me río.

—Solo cuenta.

—Me dijo que me deseaba mucho, y ¡Dios! fue tan sexy, me dijo que me follaría con la falda y lo hizo.

El Miedo De Ámbar #1 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora