Una mini charla en el baño con la rubia Foster.
Martes, 10 de mayo.
Un mes después.
—¡Feliz cumpleaños!
—¡Ahhhhh!— grito del susto por la máscara a un centímetro de mi mi cara. Alzo las manos y por lo que veo la torta se le cae en el traje de también payaso.
Creo que esa máscara de payaso es la más diabólica que ví en mi vida.
¡Ni siquiera tiene forma!
—¡Ámbar! ¡Estuve toda la mañana decorando el pastel!— la escucho a mi mamá en la puerta regañarme.
—¡Pero por suerte quedó el mío que hice durante toda la noche!— grita Ethan sacándose la máscara. Sonrío al verlo.
—Si es que no nos matas...— susurra Cassie.
—Lo cual no dudo...— dice mi papá atrás de Cass.
—Ya queda fijado que ellos dos no comerán mi preciado pastel— gira la cabeza finjiendo evitarlos. Me río.
Me siento en la cama y froto mis ojos.
—¡Feliz cumpleaños enana! ¿Qué se siente ser oficialmente una adulta?
—Siento que el corazón se me va a salir del pecho por semejante susto.
—Pff... no te puedes asustar por eso.
—¡Tú tienes fobia a los sapos!
—¡Es que son asquerosos! Esa piel que tienen. Esos ojos...— le agarra un escalofrío y me río —olvídalo.
Cassi lo empuja y se tira arriba mío.
—¡Feliz cumpleaños amiga! ¡Somos dos que ya tienen 18! ¡Irás a bares y clubes ahora sin tener una licencia falsa! Solo falta Ethan pero cumplirá en dos semanas así que no pasa nada.
—No puede ser...— le doy un golpe por bocona.
—¡¿Qué es eso de licencia falsa?!— dicen mis papás.
Ethan y yo nos reímos nerviosos.
—Nada...— los dos nos miran con reproche, porque yo sí sé como entró a un bar la primera vez que vino ebrio. Pedirle a Kevin tres identificaciones falsas con un año más grande para los tres fue mi idea. Cuando se las di a ellos dos no preguntaron como las conseguí y tampoco me esforcé por decirles. La primera en dejarla para usar su verdadero documento fue Cassie hace cuatro meses. Ahora yo, y sigue Ethan.
Yo también sé hacerlas, solo que necesito ir a lo de Kevin para hacerlas 100% perfectas.
—¡Mi bebé ya es una adulta!— mi mamá la saca a Cassie también empujándola, tanto que casi se cae al piso.
Aviso: en esta casa son todos unos agresivos.
La abrazo y la escucho sollozar.
—Ma...— acaricio su pelo.
—Es que... Son 18 años. Eres toda una mujer. Este año te gradúas. El año que viene irás a la universidad y te alejaras de nosotros. No escucharé más tus quejas o tu vos horrible cuando cantas.
—¡Mamá!
—...y encima mañana te irás de viaje sin nosotros. Estás tan grande— y solloza. Y lo lo veo atrás a mi papá con los ojos vidriosos.
—¿Papá....?— ruedo lo ojos —te necesito cuerdo, no un mar de lágrimas como María Antonieta.
—¡Más respeto!— dice mi mamá pellizcándome.
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El Miedo De Ámbar #1
Teen FictionUn simple apodo puede desestabilizarla. Un nombre tan común puede enloquecerla. Una mínima coincidencia se relacionan con sus pesadillas y recuerdos. Lo superó. O eso creyó. Ámbar prometió nunca enamorarse después del acontecimiento que vivió. Tien...