Liam dando consejos, tal vez sea el mejor ser humano. O eso piensa Ámbar. Te amamos Lim Lim.
—Es... Una gran cantidad de personas.
—Si— me fijo el teléfono —es aquí. Liam ya está adentro, vamos.
Entramos a una casa gigante, la música inunda nuestros oídos cuando apenas pisamos la entrada.
Nuestro amigo está con la puta de su novia operada, bailando en otro otro lugar, igualmente los saludamos (bueno, solo a él, a Rachel fue un asentimiento).
Cuando nos vamos a la cocina preparamos mojitos y nos lo bebemos.
—Tienes 15 años y bebes mojito— sonríe Erick.
—En unos meses 16. Y tú tienes 16.
—En unos meses 17— responde de la misma forma.
—Entoces no te burles.
—No lo hice.
—Si, claro— bebemos el primer vaso y preparo otro. Nos vamos a la "pista" dejando los vasos vacíos.
Los minutos pasan. Bebemos bastante, a Liam lo perdimos de vista, y nosotros bailamos en la multitud de la gente.
Para Erick que nunca fue a una fiesta, el condenado se mueve de lo más bien.
—¿Piensas que bailo bien?— se ríe en mi oído.
—Pienso que si me excita verte matar a alguien, me mojo solo ver como mueves tu cuerpo— carcajeo en su oído también.
Me pega a su pecho y en mi pelvis siento lo que ya conozco chocar allí.
Cuelgo mis manos en su cuello y bailamos bien pegados durante minutos o tal vez horas. Las canciones suenan, y en algún momento nos agarra sed de tanto cantar.
—¿Voy a buscar más mojitos?— le pregunto respirando agitada.
—Si. Te espero afuera. Necesito aire o voy a morir— me río tanto que me sale un hipo.
No estamos tan estables que digamos. A él lo veo tambalearse un poco mientras se escabulle entre la gente para salir.
Pero de los dos, yo soy la que tiene el desmadre en mi interior. Y no es cuestión de algunas horas (o media hora nomás) que Ámbar Sevedo se agarre una terrible peda con los mojitos y pierda de vista a Erick, el cual no recuerdo si me dijo que lo espere afuera de en frente o atrás o el costado o no sé donde y tan buena yo, para no llevarle el mojito tibio, me lo tomé yo.
No sé si entendí lo que dije.
Solo sé que quiero bailar. La música suena y mi cuerpo se mueve automáticamente a la pista de la casa que es el living, el cual es gigante.
Las luces de colores solo hacen que quiera moverme más. Que quiera bailar más.
Electricity de Dua Lipa suena y grito con todos los demás por dos razones. Esa canción fue un hit, desde que se lanzó en septiembre del año pasado hasta ahora. Y porque, joder, que todo el mundo ama a Dua.
Osea con las canciones en ingles soy la perfección diciendo cada palabra. Pero pregúntame del verbo to be.... y ayúdame Cassie.
Muevo mis caderas. Termino de tomar el mojito, dejo el vaso en una mesita que hay cerca de los sillones y vuelvo a la pista.
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El Miedo De Ámbar #1
Teen FictionUn simple apodo puede desestabilizarla. Un nombre tan común puede enloquecerla. Una mínima coincidencia se relacionan con sus pesadillas y recuerdos. Lo superó. O eso creyó. Ámbar prometió nunca enamorarse después del acontecimiento que vivió. Tien...