La pistola de agua. Si, claro...
Narra Ryan.
—¿Nada?, ¿Es en serio?
—Es lo que dije, el chico esta limpio, sus padres son unos de los mejores doctores de Estados Unidos, sus parientes viven en España, y en su teléfono solamente hay fotos de su familia y de él, prácticamente el chico es un santo Ryan.
—Pero yo lo escuché y no estoy loco.
—Nunca dije que lo estuvieras, pero capaz que escuchaste fuera de contexto lo que dijo, o no se Ryan, puede ser cualquier otra cosa.
—Yo escuché todo en contexto y además lo ví, él tenía una cara de psicópata asesino obsesionado.
—Ok chico yo te creo, pero le creo más a la información que conseguí— rodeo los ojos —sino puedes fijarte en una computadora o teléfono porque capas que tiene una cuenta falsa y no lo sabemos, búscala y si la encuentras me avisas ¿de acuerdo?
—Claro, nos vemos luego y gracias Liam— digo estacionando la camioneta.
—Está bien, de nada luego hablamos Ryan— dice —mierda...— murmura y frunzo el ceño.
—¿Estas bien?— pregunto.
—Sí... o eso creo, yo te llamo o tú me llamas de-despues ok, te tengo que colgar, bay— lo escucho nervioso y al instante cuelga.
Ok, eso fue extraño.
Me bajo, camino a su casa y toco el timbre.
—Sí, amor vuelvo a la noche, te amo— dice una mujer abriendo la puerta y dejando de hablar por teléfono —¿Hola?— me mira confundida.
—Hola señora, mi nombre es Ryan Cooper— le sonrío y su expresión cambia.
—¿Hijo de Brianna?
—El mismo.
—Ah un gusto, soy Scarlett Sevedo, recién nos conocemos, la primera vez que viniste justo no estaba— me da un abrazo y un beso en la mejilla —¿Qué te trae por aquí Ryan?
—Busco a Ámbar.
—Ella te está odiando ¿Lo sabías?
Asiento apenado.
—Vengo a explicarle porque.
—Debe estar con Cassie, anoche se fue a su casa y aún debe estar ahí.
—Ah, pero es que ella no fue hoy al instituto, solo fue Cassie— ella frunce el ceño.
—Que raro... la voy a llamar— marca su número y lo pone en altavoz.
—No le diga que estoy aquí— murmuro nervioso, ella asiente.
—¿Mamá?— contesta Ámbar con un tono desentendido.
—¿Por qué no fuiste al colegio Elizabeth?— dice sin saludarla, molesta porque su hija no fue al instituto.
—¿Agh quien te contó?— pregunta ella bufando.
—Eso no importa, responde.
—Yo... estuve con Kevin, necesitaba ir allí, estuve un tanto confundida y sabes como es Kev, siempre me da consejos y ordena mis pensamientos— frunzo el ceño porque su cara se transforma en una de nervios y saca el altavoz para que no escuche.
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El Miedo De Ámbar #1
Novela JuvenilUn simple apodo puede desestabilizarla. Un nombre tan común puede enloquecerla. Una mínima coincidencia se relacionan con sus pesadillas y recuerdos. Lo superó. O eso creyó. Ámbar prometió nunca enamorarse después del acontecimiento que vivió. Tien...