El vals era el baile predilecto y favorito de todos los eventos nocturnos, y la excusa perfecta para que hombres y mujeres acercaran «posturas» con más intimidad. Hacía cinco años que Adrien no bailaba con nadie. Antes bailaba con Marinette, y lo hacían a su modo, como la noche en la que le pidió que se casara con él. Sin normas, sin reglas, sin límites.
Desde entonces, mover el cuerpo al son de la música le había resultado aterrador, porque los recuerdos le jugaban malas pasadas.
Pero esa noche quería jugar.
Quería bailar con la mujer de belleza salvaje que tenía el mismo color de ojos que una vez había tenido la que iba a ser su esposa. Su traidora esposa.
Subió las escaleras que daban al balcón en el que ellas se encontraban. Pasó de largo a Vincent, que bajaba con una de las marquesas, y a Theo, que acompañaba a otra de ellas.
Solo quedaban dos arriba y únicamente una le importaba; y se fue directo hacia la dama en cuestión.
Esta clavó sus ojos en él, y sonrió cuando se detuvo para presentar sus respetos a Sabine.
—Marquesa. —Se inclinó y tomó su mano entre las suyas—. Soy Adrien Agreste Shame, duque de Bristol. Confío en que Inglaterra sea de su agrado.
—Lo es, duque Agreste. —Sabine sonrió.
Adrien apretó los dientes, pero no pudo objetar nada sobre su nominación ni cuánto odiaba que le llamaran igual que a su padre. Si se lo hacía notar de buenas a primeras a la marquesa, no sería educado ni tampoco conciliador.
—Por favor, milady. No dude en contar conmigo para cualquier cosa que necesite —dijo solícito.
—Lo haré —afirmó Sabine, siguiéndole de reojo.
Adrien se dirigió a Marinette y se le detuvo el corazón al estar tan cerca de ella. Solo medio metro les separaba, lo que establecía el rigor inglés; más cerca sería inapropiado, a no ser que bailasen.
Adrien tomó su mano enguantada e, inconscientemente, le rozó los nudillos con el pulgar; pero en el momento de presentarse, tan decidido y seguro que iba él, se quedó en blanco.
Fue su olor: el olor que lo dejaba noqueado y sin más argumentos que no fuera disfrutar de su esencia.
Olía como ella. Olía a jazmín. Físicamente no era igual a Marinette y su voz era totalmente diferente.
Marinette era una excelente cantante de lírico; esa dama a duras penas podría entonar una escala mayor. Pero había algo... Algo que le ponía la piel de gallina, le encogía el estómago y le endurecía la entrepierna; y eran tantas emociones y tan dispares, que no supo cómo reaccionar.
Marinette se sintió incómoda al ver lo inmóvil que él parecía y al percatarse de que ni siquiera parpadeaba. Los increíbles ojos de Adrien, de un verde tan claro que parecían irreales, estaban fijos en ella y no dejaba de estudiar sus facciones como si quisiera averiguar quién había tras la máscara de pantera; sin imaginarse que, tras ella, había una pantera de verdad. Tenía el pelo muy corto, pero eso le hacía mucho más atractivo. Adrien estaba ante una incógnita, y con lo testarudo que era, Marinette sabía que pondría todo su empeño en resolver el enigma.
Eso no le gustó, pero acató su curiosidad; sabía que el duque querría conocer más, pero estaba convencida de que jamás la reconocería, a no ser que ella revelase finalmente su identidad. Por su bien, intentaría no hacerlo antes de tiempo.
Ambos se quedaron mudos. Marinette quiso retirar la mano, pero Adrien la agarró con insistencia.
—Marquesa...
ESTÁS LEYENDO
Panthers (Adrinette)
FanficSummary: La historia de un amor truncado por una traición y de una venganza tramada por cuatro mujeres feroces, bellas e inteligentes como panteras. El desamor es el peor zarpazo que puede darte la vida... ¿Qué le queda a una mujer cuando la acusan...