Capítulo 58: Comarcales

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Odio que las personas me escondan algo... me hace sentir insegura. ¿No es más fácil decir la verdad? Luego está la típica frase de ''era para que no sufrieras'' o ''solo era una mentira piadosa''. Lo mejor de todo es que siempre fui una persona muy intuitiva, y a mí es casi imposible mentirme. Siempre, siempre, siempre, me doy cuenta de cuando una persona me miente o no. Se puede notar en la postura de los labios, la manera de gesticular, el temblequeo de la voz... ¿Sabéis qué dicen? que nunca se puede mentir a un mentiroso, por qué será...

Pasamos lo poco que quedaba de noche en el ave, sin ni siquiera decir una sola palabra. Jhon y Tati durmieron mientras Julia, Ángel y yo nos mirábamos de vez en cuando con el rabillo del ojo.

La incómoda situación se alargó hasta que por fin Julia rompió el hielo.

- Ya está. Joder. Sí Patri, todo esto ha sido cosa nuestra. Necesitábamos que te dieses cuenta de lo que tienes, y de esta manera hacerte reaccionar. Estaba claro que no íbamos a separarnos de ti, pero solo queríamos asustarte... -dijo Julia.

- Nunca quise apuntarte con una pistola y mucho menos encerrarte como una perra cuando los dueños se van a dormir. Yo solo hice lo que tenía que hacer... -intentó excusarse Ángel.

- La verdad, no me sorprende. Sabía que Julia tramaba algo, y esto era de esperar. Lo que sí me sorprende es cómo coño habéis llegado aquí tan rápido, se suponía que Jhon estaba en estado crítico -hablé enfadada.

- Le dio una insolación -añadió Ángel. - Por eso tanto sudor y temblor, y encima se le ha juntado con el cansacio y la malnutrición y... 

- Deja de decir 'y', me pones nerviosa -dije irónicamente. - Está bien, ¿y ahora? ¿qué? ¿vais a seguir al lado de una psicópata?

- No eres una psicópata Patri... -dijo Julia.

- Yo, por mi parte, iré a Madrid -asintió Ángel con la cabeza. - Pero Patri, tienes que saber que...

- ¿Qué? ¿Qué, Ángel? Venga, dilo. ¿Que lo más probable es que mi madre esté muerta? ¿Que seguramente ese refugio no exista? ¿Que quizás perdamos a alguien en el camino? Lo sé perfectamente. Pero también sé que no me voy a quedar quieta esperando algo que no va a llegar -la luz empezó a entrar por las ranuras del ave. - Tengo una pista, aunque solo sea una puta nota -me levanté y abrí mi mochila para rebuscar. - ¿Sabes qué? Ni siquiera sé si esta es la letra de mi madre, no la recuerdo bien -lanzé el papel a Ángel. - Pero al menos yo tengo algo por lo que luchar, y vosotros, vosotros creo que habéis perdido todo... 

- ¡Lucho por ti! -se levantó Ángel.

- Ángel, ya basta -dije. - Basta, en serio. Basta de historias de amor y de finales felices. De ahora te beso y luego ni te miro. Basta de pensar con el pene -Julia soltó una carcajada y agachó la cabeza llevándose la mano a la boca. - No, en serio, ni quiero ni puedo estar contigo. ¿Vale?

- Pues yo sí.

Ángel vino hacia mí. Los centímetros que me sacaba eran de notar, pero su mano y mi cintura encajaban como un puzle. Sin apenas dejarme respirar, puso su mano en mi mejilla sonrojada por la situación y me besó quitándome el poco aliento que me quedaba.

Me aparté rápidamente de él y lo empujé hacia uno de los asientos. Abrí mi mano todo lo que pude y le pegué tal hostia que se quedó recostado en el sitio un buen tiempo.

- No. Vuelas. A. Hacer. Eso -dije entre pausas y suspiros.

Julia volvió a soltar una carcajada y ésta despertó a Jhon y Tati.

Me disculpé a Jhon y estuvimos hablando un tiempo fuera del ave mientras los demás desayunaban.

- Nuestra ''amistad'' es confusa, ¿eh? -dije sonriendo.

- Eres la primera chica que me salva la vida y que luego me rompe las narices -contestó riendo.

- No quiero malos rollo Jhon, sabes que te aprecio muchísimo -dije emocionada.

- Y tú sabes que yo, en su momento, sentí algo por ti. Quizás eso me hizo actuar de una manera inmadura.

- Anda ya hombre, actuaste así porque tienes pene -me reí fuertemente junto con Jhon. - Entonces, ¿empezamos de cero?

- Empezamos de cero.

Abracé a Jhon y seguimos hablando. Mientras charlábamos, le limpié sangre seca que tenía por su cuerpo con un paño mojado. Era un buen chico... algo entrometido, es verdad, pero se notaba que no tenía maldad. Supongo que para que un grupo sea fuerte, los integrantes tienen que estar muy unidos.

- ¿Tuvísteis muchos problemas para llegar aquí? -le pregunté pasando el paño por su mejilla.

- Como viste, se nos enfrentaron varios zombis. Pero el despiste fue nuestro, estábamos a oscuras, con solo una linterna, e íbamos hablando como si nada... Supongo que.. ¡ay! -dijo quejándose de dolor.

- Perdón, perdón.

- Supongo que tú y Julia llegásteis bien, ¿no? 

- Sí, llegamos sin problemas. Pero justamente antes de que vosotros nos encontráseis pasamos un susto de muerte -dije preocupada. - Eso me hace pensar que no es buena idea seguir las vías... Las manadas de caminantes cada vez son más grandes. Cada vez se juntan más y más. Creo que deberíamos ir por carreteras comarcales. Encontrar algún par de coches y usarlos como vehículos.

- Patri... -dijo cogiendo mi mano y mirándome a los ojos. - La quiero. La quiero muchísimo. Antes escuché que dijiste que nosotros no teníamos motivos por los que luchar. Pero yo sí, yo la tengo a ella...

La respiración se me entrecortó. Me quedé en blanco y mis ojos empezaron a llenarse de lágrimas sin verterse al vacío. Lo que Jhon había dicho era algo muy bonito. Lo dijo con tal sentimiento que todo mi cuerpo pudo notar el verdadero afecto que él sentía por ella.

- Patri, ¿qué te pasa?

- Calla -susurré taponándole la boca.

Algo se acercaba a nosotros, y ese ''algo'', evidentemente, eran canívales hambrientos. Abrí corriendo la puerta del ave y mandé a recoger a todos. Nos equipamos y cargamos las armas de la poca munición que nos quedaba. Ángel nos dijo que había carretera a unos 5 kilómetros de subir la colonia. Era precipitado porque por ahí había pasado hace relativamente nada la horda de zombis, pero no nos quedaba otra.

- Vamos, joder -susurré a Julia que estaba aún metida en el ave.

- Yo no voy -dijo Tati tirando su mochila.

- ¿Qué? -añadió Ángel sorprendido. 

- ¿No os dais cuenta? Estoy harta de estar llena de... críos. No quiero luchar más. Patri lo ha dicho, nosotros, o al menos yo, no tengo motivo por el que luchar... -cogió su pistola e hizo el gesto de dármela.

Los zombis estaban cada vez más cerca. Ya podía ver a 3 acercándose rápidamente a nosotros.

- ¡Vamos, joder! -dije tirando de ella mientras los demás seguían sorprendidos.

Tati volvió a insistir. Tiró su mochila al suelo y me obligó a coger su pistola. 

- ¿Qué haces? -dije extrañada.

- Chicos, tenemos que irnos... -susurró Jhon.

- Hazlo -dijo Tatiana mientras miraba a la pistola.

Todos me miraron. Subí poco a poco el brazo hasta quedar justo entre ceja y ceja de Tatiana... Quité el gatillo... y lo hice, disparé.



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