Capítulo 3: La huída

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Las personas tenemos la mala costumbre de valorar las cosas cuando las estamos perdiendo. Yo ya me había hecho a la idea de que nunca más iba a levantarme en mi cama, de que esas tardes viciada a videojuegos con amigos no iban a volver, de que ya mi madre no iba a gritarme cuando dejaba la cama sin hacer... Antes no daba importancia a esos pequeños detalles pero ahora los echo muchísimo de menos.

Al recuperar el conocimiento pude notar una sensación de mareo y fatiga. En mi brazo tenía un gran morado, como si me hubieran puesto una vacuna.

- Por fin despiertas -me dijo mi hermana.

- ¿Qué me habéis hecho?

- Te hemos inyectado una vacuna llamada 'Arsemanita'.

- ¿Y eso para qué sirve?

- Te vamos a meter en una habitación con un infectado para ver si aún te puede contagiar.

- No tata, ¡por favor!

- Cállate, maldita idiota -me gritó mientras me ponía una nota en la mesa.

- ¿Esto qué es...?

- Cállate y léelo -me susurró.

'Grita cuando yo golpee la mesa, así los guardias creerán que te estoy pegando. He cambiado la dosis de la vacuna, simplemente te he inyectado paracetamol líquido. Te diré lo que vas a hacer: Mañana es lunes y por tanto tienes que asistir a clase, cuando sea el descanso irás al baño del sótano, hay una puerta cerrada con llave, yo te abriré y estaré allí esperándote. No le digas nada a nadie y por favor no faltes.'

- ¡Aaah, déjame! -grité mientras ella golpeaba la mesa.

- No hasta que no aprendas la lección. Escucha, he de pegarte para que te salga algún moratón, mañana te aclararé todo -susurró.

Después de eso me pegó en la nuca y volví a quedar inconsciente.

Al levantarme estaba en mi habitación. Supuse que era de noche porque Alejandro estaba dormido en su litera. Intenté levantarlo pero ni se inmutó, por tanto decidí dormirme.

- ¡Despierta! ¡Las 6:20!

- Mierda, siempre me pasa lo mismo...

- ¿Dónde te llevaron? -me dijo mientras me acercaba el uniforme.

- Era una especie de habitación con una mesa en el medio y dos sillas de madera.

- ¿Y qué te hicieron?

- Mi hermana me dijo que me inyectaron una vacuna... Bueno, he de pedirte un favor: cuando den el descanso en la escuela, necesito que me acompañes al baño del sótano.

- ¿Estás loca? ¡Cómo nos pillen moriremos!

- Por favor...

- Está bien, pero iremos por separado. 

Después de preparar el desayuno, entramos a clase. En cuanto dieron el descanso, salí disimuladamente a las escaleras centrales donde estaba esperándome Alex. Decidimos tomar caminos diferentes porque no podían vernos juntos, así que una vez allí yo fui por la cocina y él decidió llegar por el camino de las habitaciones donde dormíamos. 

La puerta del baño estaba abierta, entré pero no había nadie.

- Chhss, ven aquí -me dijo mi hermana en voz muy baja mientras abría una puerta de metal.

- Tata espera, tiene que llegar un amigo.

- ¿Cómo que un amigo? ¡Me vas a meter en serios problemas!

Apocalipsis finalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora