Cinquanta­sette

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Llegó el momento de volver a Londres, Tom estaba tan emocionado y nervioso, daba vueltas por la pequeña sala de espera, en cuanto subieron al avión, Kam tuvo que darle un tranquilizante, pensaba en cómo sería su encuentro con ella, quería abrazarla y besarla, cargar a Pia que seguramente ya estaba más grande de cómo la dejó.

— nos quedan 6 horas de vuelo — aviso Kam — tienes que tratar de relajarte, duerme un poco y yo te aviso cuando estemos a punto de aterrizar ¿está bien?

— no puedo, ni con la droga que me diste — sonrió — mis ganas de ver a Carey son aún más fuertes

— me harás golpearte y eso no me costará demasiado — amenazo el castaño — duerme ya

— ¿por qué tanta agresividad? — Tom sonrío, pero esta se desvaneció cuando vio la seriedad de Kam — ¿serías capaz?

— pruébame y verás de lo que soy capaz — ahora él fue quien sonrío al ver la expresión de Tom — es broma, pero en serio intenta dormir, esas 6 horas se harán más rápidas

Asintió, giró un poco su cuerpo para acomodarse, para él la pastilla que le había dado Kam no servía, no tenía ni una pizca de sueño pero 20 minutos más tarde ya estaba plácidamente durmiendo.


Ambos divisaron un Londres bastante soleado para su sorpresa, Tom tenía como un nudo en el estómago, estaba de vuelta en casa, lo único que quería era salir de ahí, sabía lo que le hacía falta y eso solo podía ser estar en los brazos de Carey.

— ¿por qué tardan tanto? — se quejó — vamos, nací aquí, no necesitan tanto papeleo

— Thomas William Hiddleston, mantén la calma — le exigió Kam — ya casi salimos y serás libre para abrazar a tu prometida

— eso espero, es la línea más lenta en la que he estado — su pie se movió con desesperación — de verdad, no entiendo porque hay que hacer todo este movimiento

— esa pastilla te fundió el cerebro — Kam lo mal miro — claramente no recuerdas cuando llegamos a Nueva York

Ambos rieron, eso era verdad, los protocolos de seguridad allí eran bastante fastidiosos, lograron salir sin hacer ningún chequeo extra a sus pertenencias, Tom intentaba ver las caras de los demás, ninguna conocida.

— bueno, tomemos un taxi — dijo sin ganas — ¿vamos?

Kam le palmeó un par de veces el hombro, se hizo a un lado una vez que vio a la cobriza llegar haciendo señas de que no hablara.

— MI AMOR — Carey salto por un lado — ¿pensaste que te dejaría aquí?

— ¡Cay!

Tom la atrajo hasta su cuerpo, la abrazó, se sentía tan bien tenerla entre sus brazos de nueva cuenta, nada importaba ya, Nueva York había sido todo un éxito pero tenerla junto a él era la mejor recompensa de todo el mundo, la besó, un beso delicado pero lleno de amor, duro hasta que el aire ya no entraba en su cuerpo.

— ¡te extrañe tanto! — susurró casi sin querer despegarse de ella — te amo

— también te extrañe muchísimo Tom — se abrazó a su cintura — me alegra tenerte de vuelta

Kam tosió, algunas personas estaban volteando a ver aquel reencuentro.

— ¡Kam! — se soltó de Tom para poder saludarlo — también te extrañamos por acá

— bueno, se que no tanto como a Tom pero gracias Cay — le dio un beso en la mejilla — ¿podemos irnos? No quiero ver un aeropuerto en un tiempo

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