• Causa y Efecto •

Ventisei

Dante había sido atraído por la curiosidad, a finales de junio se trasladó a Londres junto a Luka para saber más del paradero de Carey, se sorprendió cuando el castaño le dijo donde se encontrarían, significaba que Matthew y ella estaban en la misma ciudad desde hace un par de días.

En estos momentos ambos chicos se dirigían a un parque donde la cobriza les había citado, Dante no era su mejor amigo y tampoco es que llevaran una relación tan estrecha como con los otros dos pero él había sido quien se ofreció a ayudarle cuando Carey comenzó a trabajar en la universidad de Verona, al principio si fue solo para saber si tenía alguna posibilidad con ella pero cuando se dio cuenta que tenía el mínimo interés amoroso para con él desistió y siguió siendo un amigo más para la chica.

Pero algo seguía siendo un secreto para Dante, Luka jamás le mencionó que Cay había tenido una bebé de su amigo.

— ¿estás nervioso? — le cuestionó el pelinegro a Luka cuando se sentaron en uno de los bancos del parque — pensaría que como ya has hablado con ella no te importaría verla en persona

— es que no se como vayas a reaccionar — sonrió incómodo

— ¿yo? Pero si solo vine aquí por curioso, sabes qué Carey me cae bien pero no soy tan cercano como tú

— si, bueno veamos como pasan las cosas y después me cuentas qué tal ¿si?

Dante se encogió de hombros como restándole importancia a lo que acababa de decir su amigo y dedicó el tiempo a observar cada detalle de lo que podían ver sus ojos.

Carey dejó salir todo el aire que contuvo por unos cuantos segundos, desde donde estaba podía ver a los dos amigos evitando miradas entre ellos, tomó valor y se acercó con pasos ágiles.

— ¡Chicos! — dijo ya cerca de ellos — ¿como están?

Luka fue el primero en levantarse y estrecharla entre sus brazos.

— ¡mírate! Estas impresionante — dijo Luka cuando pudo verla de nuevo — quiero decir ...

— ya se, tu igual estás más guapo de la última vez que te vi — le guiño — y tú grandulón ¿No me vas a venir a saludar?

— claro que si principessa — con su acento italiano tan característico — ven acá dame un abrazo

Los fuertes brazos de Dante la levantaron ligeramente del suelo para terminar dándole un beso en la mejilla.

— ¡wow! ¿A que debo ese amor? — se sonrojó

— hace mucho que no te veo y bueno pediste que te saludara ¿no? — encogió uno de sus hombros — ahí está

— ok lo aceptaré por hoy, nunca me había sentido tan querida por ti — tomó asiento de lado de Luka — ¿como hiciste que este sujeto saliera de Italia?

— le dije que así conseguiría chicas de otro país y sería un donjuán internacional

Ambos rieron y Dante rodó los ojos pero con un gesto divertido.

— ¿por qué Londres? — terminó el chiste — no se supone que no te gustaba aquí

— era la única opción, la universidad es mucho más pequeña que la de Verona y necesitaban apoyo — explicó la cobriza — así que me vine para acá

— para que irte, podrías haber ignorado a Matt y ya... había otras formas ¿sabes?

— si, había muchas otras formas — las manos de la chica comenzaron a temblar — pero también existía una razón de peso para no quedarme