Cinquantanove

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Habían pasado tres días desde la confesión, Tom se levanto con una pesadez enorme, le dolía cada centímetro de su cuerpo, quería que todo eso fuera una pesadilla, pero al despertar de nueva cuenta en una habitación diferente a la suya le indicaba que eso no era así.

Bajo con cuidado las escaleras esperando que no hubiera nadie en la casa, la pareja era muy servicial y amable, pero en ocasiones se volvía algo raro para él, falló su plan, se encontró con Ben leyendo un guion.

— ¡Buenos días! — dijo el castaño sin despegar la vista de los papeles — ¿dormiste bien?

— si, algo — estiró sus brazos, un crujido se escuchó

— bueno, tú cuerpo opina lo contrario — ambos rieron — ya sabes dónde está el café y en el microondas hay un plato con tu desayuno

— gracias, ya le dije a Sophie que no es necesario — negó Tom mientras calentaba de nueva cuenta su desayuno

— ella sabe por lo que estás pasando, aparte yo también le ayudo — Ben lo mal miro — ¿ya pensaste en que vas a hacer?

— no, la verdad es que no — el sonido del microondas lo hizo voltear — quizás ella sea la que termine decidiendo

— ¿tu mamá sabe? — lo vio sentarse delante de él— ¿tus hermanas?

Tom asintió bebiendo de su taza de café, mordió un poco de pan tostado antes de contestar.

— les dije al otro día, mamá dice que deberíamos hablarlo y no decidir cada uno por su lado — explicó arremetiendo con el resto del desayuno — Sarah y Emma no me ayudan

— la quieren mucho, es normal, se encariñaron con ella y con Pia

— si, lo se, lo entiendo de hecho — recargó su espalda en la silla — pero no lo vuelve más fácil

— quizás eso lo vuelve aún más fácil

Tom negó, una pequeña sonrisa se asomó en su rostro, sabía a lo que se refería pero aún estaba bastante confundido; el timbre lo sacó de sus pensamientos.

— ¿esperas a alguien? — le cuestionó Ben levantándose

— no, es tu casa, no tendría porque esperar yo a alguien

— bueno, quizás es Kam que viene a verte

— puede ser

Ben se aproximó a la puerta, en cuanto la abrió no esperaba encontrarse con la persona del otro lado.

— Tom, creo que quieres ver a nuestras visitas — aviso desde el vestíbulo

El inglés frunció el ceño, se levantó y fue al vestíbulo, Ben se hizo a un lado para dejar divisar a su visita, él tampoco se esperaba verlo ahí.

— ¿que haces tú aquí? — le pregunto Tom con notable molestia — ¿que quieres?

— a ver, cálmate ¿si? — Matt levanto las manos en señal de rendición — vengo a hablar contigo

— ¿de que? — Tom cruzo los brazos — tú y yo no vamos a hablar de nada

— escúchame unos minutos, puede hacer que tomes una decisión mucho más fácil y rápido— Matthew ya también sonaba molesto

— pueden hablar en mi oficina — intervino Ben — quizás pueda ayudarte — se dirigió a Tom — escúchalo

Tom rodó los ojos como respuesta pero después asintió, no sabía que podía decir, seguramente algo a favor de él y solo terminaría haciéndolo dudar más.

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