• Causa y Efecto •

Cinquanta­trè

Sarah, Emma, Sophie y sorprendentemente Matthew estaban esperando a que la cobriza terminara de arreglar a Pia, esa tarde irían a ver alguna que otra tienda de vestidos para la ceremonia.

— Matt, no me mal interpretes pero ... ¿que haces aquí? — Sarah se atrevió a preguntar

— bueno, nuestras respectivas mamás no pueden cuidar a Pia y yo me encargaré de eso, al mismo tiempo que doy apoyo moral a Cay — sonrió — ¿está mal que esté aquí?

— no, no pero teniendo en cuenta todo creímos que lo que menos ibas a querer era ver a Cay con su futuro vestido de novia — Emma le devolvió el gesto

— mientras ella sea feliz creo que eso me basta y me sobra

El silencio volvió a reinar en aquel apartamento, cuando estuvieron listos salieron a una boutique exclusiva en Londres, Tom les pidió a sus hermanas que le ayudaran a hacer una reservación y que si a su futura esposa le gustaba algo en demasía lo compraran sin dudarlo.

— estos vestidos cuestan más que mi vida — dijo Cay observando todo a detalle — son preciosos eso no lo juzgo pero ¿tengo que vender un riñón?

— ¡Cay! — Sophie soltó una carcajada — no vas a tener que vender nada, ¿quien crees que se encargará de los gastos?

— claramente yo, es mi vestido — sentenció

— mi hermano no va a permitir eso, así que si ves algo que te gusta dinos — Emma le guiño

La cobriza continuo viendo todos los diseños, la verdad es que para ella eran un tanto ostentosos, le parecían como para otro tipo de mujer, aún así no quiso desaprovechar la oportunidad que la familia Hiddleston le había brindado.

Cada uno eligió un vestido que para ellos le sentaría de maravilla a Davis, en el sofá del lugar se encontraban las dos hermanas, Matthew con su hija en piernas y después Sophie distrayéndola con un juguetito.

— ¡ya sal! — exclamó Sophie — queremos verte

— esto está muy complicado de usar, denme un segundo

Carey salió con el primer vestido, un corte princesa elegido por Sarah, la falda era amplia pero el corsé se ajustaba a su figura, no pareció adecuado para ninguno, incluso para la que lo eligió, Matt había elegido uno en corte sirena, sabía de sobra que Carey tenía una figura envidiable y verla con aquel vestido tan ajustado sería un total deleite.

— creo que me sería imposible caminar con algo así — dijo ella saliendo del vestidor

Matt abrió la boca sin ninguna pena, tenía toda la razón, se veía espectacular.

— ¡te ves hermosa! — dijo el castaño por fin — Tom tiene toda la suerte de este mundo

— ¡Matt! — Carey se ruborizó — solo lo dices porque fuiste tú quien lo eligió

— no, creo que tiene razón, te ves espectacular, la maternidad te queda de maravilla — Sophie concordó con el padre de su hija

— ¡basta! — tapó su rostro con sus manos — creo que iré por el otro, no me mal entiendan pero Pia estará en la boda y si uso esto no voy a poder ni agacharme, aparte ¿ya viste la cantidad de diamantes que tiene? — cuestionó directamente a Matt— se pierde uno y pongo a todos a buscarlo

Todos rieron, se probó el siguiente, está vez fue el que Sophie eligió, era lindo, más sencillo que los anteriores pero aún así algo tenía que para Carey resultaba un poco incómodo, quizás las mangas tan ajustadas, eran como una segunda piel, la falda parecía estar adecuada pero prefirió continuar.