Cap 18

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Eran las 8, y yo estaba sentado con las rodillas en el pecho apoyando mi barbilla en ellas.

No había nadie más en la sala común. Estaban dormidos, o preparándose para visitar a sus familias.

No sé cómo sentirme después de lo de ayer. Lo que dijo Bakugo se quedó flotando en mi mente sin descanso.

Me sobresalté un poco al oír unos pasos que me sacaron de mi mundo.

-Oh, hola T/N. No creí encontrarte despierto a estas horas de la mañana.

Era Yaomomo.
Tenía el cabello recogido con una media coleta relajada y llevaba puesto un vestido escotado gris claro hasta la rodilla.

Sus manos lucían unos bellos y finos anillos que combinaban con un pequeño colgante en su cuello.

Sus labios brillaban ligeramente con la luz que se colaba de por la ventana.
Estaba simplemente hermosa.

Me quedé observándola unos segundos hasta que me di cuenta.

Sentí un ligero rubor, pero sólo le dediqué una sonrisa perezosa.

¿Cómo puede tener esa energía en la mañana?

-Buen día, Yaomomo. Lindo vestido.

Noté que su rostro se acaloraba y desvié la mirada para no incomodarla. Desearía poder admirarla por más tiempo.

-Gracias... Me gusta que sea de un color similar al de tus ojos.

Soltó una pequeña risilla y se sentó suavemente a mi lado. Me embobaba con su forma tan elegante de moverse.

Luego fruncí el ceño sin entender.
¿El color de mis ojos?

Ella parece que notó mi confusión y unos segundos después se sonrojó aún más.

-T/N, lo siento tanto. Olvidé que no podías percibir el verde.

Oh, ya entiendo.

Le sonreí amablemente y me reí un poco. No me molesta, sé que no lo hizo con mala intención.

Hablamos por unos minutos sobre trivialidades, dijo que se quedaría conmigo esperando a Shouta ya que ella no tenía apuro.

Debo confesar que estuve más pendiente a sus facciones que a la trama de la nueva película de Marvel. Pero me alegra que compartamos ese tipo de gustos.

-Sabes... ahora iré a casa de mis padres, pero si quieres podríamos salir algún día.

Unas pequeñas mariposas comenzaron a revolotear en mi estomago.

Le mostré una ligera sonrisa y asentí.

Creo que en otra ocasión estaría saltando de alegría y no podría parar de hablar. Pero no puedo dejar de pensar que en unas horas veré a mi madré, o al menos la sombra de lo que era.

Miré el reloj de la cocina sobre la cabeza de la pelinegra.
Marcaban las 9.

Ella me miró y tocó suavemente mi hombro.

-Si quieres hablamos luego sobre salir.

Suspiró y miró a la entrada.
Tiene un hermoso perfil y sus pestañas son encantadoras.

-Seguro de le hizo tarde al sensei, ya vendrá.

Me sonrió y trató de seguir la conversación de antes.
En ningún momento me preguntó qué era lo que ocurría. Leyó mi rostro y optó por conversar tranquilamente en vez de meterse.

꧁ El hijo de Aizawa ꧂ (TransMaleReader) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora