Respiro hondo mientras descanso cinco minutos.
Me he pasado una hora trotando por el barrio donde vivo ahora con Erika y Laika.
Estiro un poco mis músculos y pienso en las normas que me impuso Erika para permitirme volver.
Nada de vivir sola.
Nada de meterme en peleas.
Y sobre todo, nada de boxeo.
La primera obviamente no es un problema, ahora que vivo con ella, puedo llegar a casa y recibir una bienvenida digna de su locura y amor por mi.
Laika me recibe un poco mas suave, pero a pesar de eso, siempre acabo en el suelo acariciándola.
El problema son las otras dos... Erika me definió como un imán para las peleas, cosa que me causó gracia, pero su mirada me dejó muy claro que no iba en broma.
Vuelvo a ponerme a trotar mientras me dirijo a casa y pienso en la idea de no poder volver a pisar un ring.
Aunque no sea algo de por vida... se me va a hacer muy difícil la espera.
Llego al piso sudando y recibo a Laika con las manos abiertas.
Laika es una perrita muy tierna y dulce a pesar de ser una Doberman criada para defender a muerte a su dueño.
- La tía Erika aún no se ha despertado? Vamos a levantarla...
Laika empieza a dar vueltas emocionada y no puedo evitar reírme.
Caminamos hasta su habitación y abro lentamente su puerta.
Efectivamente, Erika se encuentra en su cama matrimonial con las sábanas por el suelo y llevando simplemente una camisa de tirantes.
Espero a que Laika se siente y observe bien a Erika, y una vez veo que esta empieza a removerse, le hago una señal a Laika para que salte sobre mi amiga.
El grito, los insultos y su mirada me hacen reírme tanto que acabo en el suelo agarrándome el abdomen de la risa.
- Sara... ya puedes prepararme un buen desayuno... o acabaré echándote.
Me río ante sus palabras y la miro alzando una ceja.
- Si me echas... me iré a casa de Kai, y quien sabe que pueda pasar...
Erika me fulmina con la mirada y se levanta mientras se estira.
- Te estas engordando amiga... deberías ir al gimnasio.
No se porque siempre que nombro el gimnasio, Erika se pone nerviosa e intenta desviar el tema a otra cosa.
- Al gimnasio? Si tengo que ir a correr prefiero ir contigo por las mañanas...
La miro incrédula.
- Eres incapaz de levantarte a la hora a la que lo hago yo... te vas a dormir a las tres de la mañana con esa serie a la que estás tan enganchada.
Erika me hace pucheros y se sienta frente a mi.
- Muy bien... tu ganas, vamos al gimnasio.
Puedo distinguir un pequeño rubor en sus mejillas.
- Pero...
- Pero nada de besos calientes y provocadores frente a mi... no quiero tener que vomitar y dar una mala imagen.
Me río y me levanto mientras me vuelvo a hacer la coleta.
- Cuando dejarás a la vista ese tatuaje? Ya lleva demasiado tiempo oculto... y es precioso.
Miro al suelo y me coloco bien el top que me tapa el tatuaje.
- Cuando me sienta cómoda con el... después de todo me lo hice en contra de mi voluntad.
Erika rueda los ojos y empieza a cambiarse.
Una vez estamos listas, le paso un casco para la moto y montamos cada una en las nuestras propias.
Llegamos al gimnasio y no puedo evitar que mi mirada se dirija a la zona de boxeo.
Erika me da un pequeño empujón mientras observa todas las instalaciones.
Al fondo del gimnasio puedo ver a Jake y a Kai hablar animadamente.
Voy a saludarlos cuando Erika me tapa la boca con una mano y me lleva al vestuario de mujeres a rastras.
Una vez me ha soltado, me giro hacia ella molesta.
- Pero que te pasa?
- Veras... yo... es que...
Alzo una ceja y me cruzo de hombros a la espera de una respuesta.
- Tu que Erika, nunca antes habías tartamudeado conmigo...
Mi amiga respira hondo y me mira seria.
- Me he acostado con Jake
- A bueno... espera... QUE MIERDAS ERIKA!? CON JAKE!? MI JAKE!?
Fulmino con la mirada a mi amiga, quien se encoge sobre su puesto y me mira con ojos de cordero.
- No me sirve de nada que me mires con esa cara Erika.
Me doy la vuelta y salgo del vestuario con ella tras de mi intentando calmarme.
Por desgracia para todos, no lo consigue.
Me acerco a Jake y me planto frente a el sonriente.
- Hey Sara... no sabía que habías... venido...
En cuanto ve a Erika y su mirada de pánico, puedo ver como me mira asustado.
Le veo dar dos pasos atrás con las manos alzadas.
- Sara... te lo puedo explicar...
Voy caminando hacia el con la sonrisa en el rostro.
- Claro, adelante, explícame como cojones mi mejor amigo a acabado acostándose con mi mejor amiga en mi ausencia.
Jake mira a Erika en busca de ayuda, pero ambos saben que no pueden hacer nada por el otro.
De un momento a otro he agarrado la oreja de Jake y lo estoy trayendo junto a mi frente a Erika.
Lo tumbo en el suelo y fulmino a Erika para que se siente junto a el.
Los dos se encuentran frente a mi mirando el suelo del gimnasio, incapaces de alzar la mirada.
En el fondo, estoy saltando de alegría y con ganas de saber mas, pero debo ponerles en un aprieto para divertirme un poco.
Me agacho frente a ellos y de un momento a otro me abalanzo sobre ellos dándoles la enhorabuena.
Tanto Jake como Erika se miran sin comprender absolutamente nada.
- Tu... tu no estas enfadada?
- No nos vas a echar la bronca?
Me río.
- La verdad, estaba mas preocupada porque no os cayeseis bien que de que os llegarais a acostar.
Ambos se miran aliviados.
- Entonces te parece bien?
Asiento y los miro con una sonrisa.
- Pero como alguno de los dos le haga daño al otro, ya puede prepararse para recibir una buena paliza de mi parte.
Les dedico una mirada asesina y ambos asienten contentos.
Voy a dirigirme a la zona de pesas cuando siento que alguien me agarra de la cintura y me alza con facilidad.
- Tu y yo aún tenemos algo pendiente señorita.
Miro a Erika sin entender nada, pero en cuanto veo el signo que hace con sus dos manos, una con un circulo y la otra con el índice, no puedo evitar ruborizarme.
Miro a mi amiga y aunque le doy las gracias, le hago el signo de cortarle la garganta.
Esta me las pagará.
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La conocí por un puñetazo
Ficção AdolescenteUn gimnasio conocido por sus peleas de lucha libre. Él, invicto en luchas y conocido en toda la zona. Ella, la nieta de la jefa del gimnasio. Y un puñetazo. Nada podía salir mal