La conocí por un puñetazo

"MAMA"

Me encuentro hablando con Erika mientras esta amamanta a David.

Así decidieron llamar a su pequeño, David.

Ha pasado una semana desde que Kai se fue, y aunque me está costando un poco acostumbrarme a que no esté, tengo amigos que se ocupan de mi.

Después de dejarlo, colapsé debido al estrés y a la falta de sueño, por lo que me recomendaron descanso por una semana.

Jake se encuentra en la cocina preparando la comida, pero no es hasta que coloca un plato en mis narices, que no siento unas arcadas descomunales que me obligan a ir corriendo al baño.

Erika me sigue con David en brazos y me mira con los ojos abiertos.

- Sara... cuando te tendría que haber venido la regla?

Pienso en ello.

- Pues... este mes... no... me ha... venido...

Observo asustada a Erika, quien enseguida deja a David en los brazos de su padre y va corriendo a su habitación en busca de algo.

Cuando veo lo que lleva en la mano, niego en rotundo.

- Es imposible, nosotros...

Entonces me acuerdo... aquella noche...

Me llevo las manos al rostro y observo asustada a Erika.

- Está bien... hasta que no te hagas la prueba, no estarás segura.

Asiento y me encierro en el baño para hacerme el test.

Espero durante unos minutos, y cuando veo las dos rayitas, siento que el alma abandona mi cuerpo.

Abro la puerta y observo a Erika y a Jake.

- Estoy... embarazada...

A pesar de que su reacción es puramente felicidad, no puedo procesar lo que acaba de pasar.

Una nueva oleada de arcadas me obliga a ignorar su felicidad y apoyarme en la taza del baño para seguir vomitando.

- Esto tengo que decírselo a Kai...

Me giro rápidamente y niego con la cabeza.

- No se te ocurra decirle que estoy embarazada o te castro aquí mismo Jake.

Mi amigo alza las manos y Erika se encarga de cogerle el teléfono y guardárselo.

- Sara... está bien, primero vamos a sentarnos y a hablar de ello

Asiento y dejo que me lleven al comedor, donde me veo obligada a ponerme un pañuelo en la nariz para evitar el intenso olor de la comida.

- Sabes... mas o menos desde cuando?

Asiento.

- La noche que hicimos la fiesta de despedida de Kai y de bienvenida de David... nos acostamos... y le pedí que lo hiciera sin condón, porque tenía pensado tomarme la pastilla del día de después... 

Me llevo las manos a la cabeza y siento como todo empieza a darme vueltas.

Erika posa una mano en mi hombro y me sonríe.

- Esta bien Sara... no estás sola, nos tienes a nosotros, a Derek y a Vicky, y hasta a Lucas y a Alex... vas a estar bien.

- Pero... el trabajo... el gimnasio...

- Deja que yo me encargue, no es como si no supiera el funcionamiento de un gimnasio.

Miro a Jake.

- Pero necesitas cuidar de Erika y de David...

Mi amiga chasquea la lengua.

- Quién dice que yo no vaya a ir a trabajar? Por favor Sara... soy madre, no minusválida, además mi trabajo es completamente tranquilo.

Ambos asienten y me miran seguros de si mismos.

- Yo... no se que decir...

Erika me coge de las manos y me las besa.

- No es no saber que decir... es saber que hacer, vas a seguir adelante con el embarazo?

Me llevo las manos al abdomen por inercia y siento como la vista se me nubla por las lágrimas.

- Yo... yo quiero seguir adelante... 

Me abrazo el abdomen con cuidado y lloro.

Erika me abraza y Jake me masajea la espalda.

- Entonces nos tienes aquí para lo que sea.

Asiento feliz por tener a tantas buenas personas a mi lado.

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Me coloco una toalla mojada encima de la cabeza y respiro hondo para descansar un poco.

A pesar de que hace solo una semana que me fui, el entrenamiento aquí me ha estado quitando todo el tiempo para siquiera poder enviarle un mensaje a Sara.

Cojo el teléfono rápidamente y con una sonrisa le mando un mensaje y un corazón.

No tardo mucho en escuchar de nuevo el silbato para empezar de nuevo el arduo entrenamiento.

A decir verdad, el gimnasio en el que me encuentro es espectacular, tiene mucha maquinaria que nunca había usado antes, pero lo que mas me impresiona es la cantidad de gente que viene aquí, aunque las únicas personas que he visto hasta ahora son todos esculturistas o atletas.

Me quito la toalla y vuelvo a concentrarme en todas las indicaciones que me da mi entrenador personal.

Necesito convertirme en el mejor, así podré volver a casa y recibir toda la atención de Sara.

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Sonrío al recibir un mensaje de Kai.

Le mando un audio diciéndole lo mismo mientras me toco el abdomen.

Dejo el teléfono a un lado y me tumbo en la cama de Kai.

Laika viene a mi y se queda mirando fijamente mi abdomen.

- Que pasa princesa? Ya te has dado cuenta?

La doberman me lame una mano y se tumba junto a mi en busca de mimos.

- Tu también lo hechas de menos verdad?

La abrazo y permito que mis lágrimas caigan, solo que estas, son de felicidad.

- Vamos a ser papas Kai... y me muero por decírtelo.

Sonrío y me quedo dormida pensando en el momento en que Kai vuelva.