Bostezo y busco el cuerpo que se encuentra a mi lado.
Abro los ojos al sentir que estoy completamente solo en la cama, de nuevo.
Suspiro y me incorporo molesto.
Se puede saber donde se ha metido esa cabezota?
Cojo el teléfono y observo la hora.
Son las seis, y no abrimos el gimnasio hasta las siete.
Me levanto y me cambio mientras preparo a Laika para salir conmigo.
No me gusta usarla para encontrar a Sara, pero a veces se escabulle sin dejar rastro, y me preocupa que esté metiéndose en problemas a nuestras espaldas.
- Muy bien campeona... vamos a ver donde se encuentra Sara.
Laika ladra y empieza a olfatear el aire.
Gracias a dios no tarda mucho en encontrar el aroma de Sara y empezar a seguirlo.
Llegamos frente al gimnasio y me extraño al ver que todo sigue cerrado.
Me separo unos pasos y puedo ver una tenue luz que proviene del segundo piso.
Sonrío e introduzco el código de seguridad de la puerta para poder entrar.
Dejo a Laika junto a la puerta y camino hasta las escaleras lentamente.
Subo despacio y me quedo quieto al escuchar golpes.
Subo unos cuantos escalones mas y sonrío al observar la escena.
Sara se encuentra entrenando con un saco de boxeo alejado del resto, en la pared del frente, una fotografía mediana de una Helena sonriente parece estar observando siempre a la persona que está golpeando el saco de boxeo.
Sonrío y vuelvo a bajar.
Vuelvo a casa junto a Laika y aprovecho a darme una ducha antes de volver para trabajar.
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Salgo del vestuario de mujeres recién duchada en el momento justo en que el equipo llega.
Sonrío al verlos tan animados de buena mañana.
- Y este buen ambiente?
Erika me mira y se me acerca sonriente con un papel en las manos.
- Para ti.
Miro extrañada y me percato de que es la primera ecografía de Erika.
- Esta cosita tan pequeñita está en tu barriga?
Erika asiente y junto con Vicky nos reímos y empezamos a hablar sobre la ropita que podría llevar o los juguetes que se le pueden comprar.
Por desgracia, los clientes empiezan a llegar, y con ello, el gimnasio se llena de clientes antiguos y nuevos.
Dejo a cada uno haciendo su trabajo y yo me encierro en el despacho a seguir ordenando papeles.
Dentro de poco, empezará un nuevo torneo, y tenemos que prepararnos.
Miro las cuentas y veo que vamos algo justos de dinero... tengo que encontrar una forma de ganar dinero que no sea aumentando las cuotas de los clientes.
Antes de darme cuenta, alguien llama a mi despacho.
- Sara, vamos a comer algo, te vienes?
- No tranquilos, id a comer que yo ahora iré.
Kai me lanza un beso y vuelve a cerrarme la puerta del despacho.
Cuando me aseguro de que todos se han ido, me escabullo y subo al segundo piso.
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Vuelvo al gimnasio por orden de Erika para buscar a Sara, pero no la encuentro en su despacho.
Me dirijo a las escaleras y sonrío al reconocer a la perfección el sonido de un saco de boxeo al ser golpeado.
Me apoyo en la pared mientras observo a mi amiga golpear el saco de boxeo con un rostro neutro y calmado.
Ha mejorado mucho, antes era incapaz de mantener un ritmo constante... ahora es capaz hasta de mantener sus emociones a raya y golpear el saco con la fuerza justa para entrenar sus músculos.
Cuando parece que ha acabado de boxear, le lanzo una toalla a la cara, provocando que se sobresalte.
- Jake!
- Lo siento Diabla, pero no podía perderme un entrenamiento tan tranquilo como este por tu parte.
La veo rodar los ojos y sonreír mientras se seca el sudor de encima.
- Como ha ido por la mañana? Habéis tenido algún problema?
Niego con la cabeza y me cruzo de brazos mientras me quedo pensativo.
- Problemas no... pero se ha notado el aumento de clientela femenina.
La veo sonreír y sentarse en el suelo para estirar un poco.
- Parece ser que las noticias vuelan...
- Las noticias no se, pero las imágenes nuestras en las cristaleras de la entrada del gimnasio seguro que si.
Sara se ríe y se vuelve a incorporar.
Me acaricia la mejilla y me da una pequeña palmada en la cara.
- Ves como si tienes cerebro?
Cuando bajamos, los chicos han vuelto, y con ellos, la gran cantidad de clientes que aclaman atención.
Sara se mete de nuevo en su despacho y nos deja a cargo de nuestras zonas.
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No debe haber pasado ni una hora y media después de dejar a Jake y al grupo trabajando cuando escucho jaleo fuera.
Espero a que los chicos se hagan cargo, pero al ver que el jaleo sigue, me levanto y salgo del despacho enfadada.
Aprieto los puños y fuerzo una sonrisa al ver a un niñato con aires de superioridad golpear a Kai.
La única razón por la que los chicos no han intervenido, es porque les pedí que no se enfrentaran a ningún problema estando dentro del gimnasio... pero esto ya se pasa de la raya.
Me acerco al chico silenciosamente y me quedo tras él.
- Que pasa machote? Acaso me tienes miedo? Y yo pensando que habría alguien con quien poder pelear...
Sonrío y le toco el hombro al chico.
Cuando se gira, le pego un codazo en la nariz, lo suficientemente flojo para no rompérsela, pero lo suficientemente fuerte para hacer que retroceda unos pasos.
- Ven, peleemos.
El chico va a soltar algo impertinente, pero antes de que pueda hacerlo, le cojo de la nuca y bajándole la cabeza, lo obligo a caminar en dirección a las escaleras.
Antes de subir, me giro al gimnasio y clavo mi mirada en Kai.
- Llamad a dos ambulancias... en un rato bajare.
- A dos?
Sonrío y señalo a Kai y luego al chico que tengo aún cogido.
- Una para el, y otra para este mocoso.
Subo las escaleras con el chico dejando a todos los de abajo en un silencio absoluto.
Lanzo al chico al suelo y me lo quedo mirando.
Ahora que podría hacer con este mocoso?
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La conocí por un puñetazo
Novela JuvenilUn gimnasio conocido por sus peleas de lucha libre. Él, invicto en luchas y conocido en toda la zona. Ella, la nieta de la jefa del gimnasio. Y un puñetazo. Nada podía salir mal