"UNA VISITA ENTRE REJAS"

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Acabo de golpear a mi compañero de celda y me permito soltar un suspiro de aburrimiento.

- Has terminado? Tienes visita

Giro la cabeza hacia la puerta de mi celda y observo con asco al guardia.

- Quien es

El hombre me ignora, abriendo simplemente la puerta y permitiéndome salir.

Me colocan las esposas y me guían hasta la zona de visitas.

No se cuanto tiempo he pasado aquí, pero considero que es demasiado pronto para recibir alguna visita indeseada.

Al llegar, me sacan las esposas y me indican donde debo sentarme.

Observo a mi alrededor, contando las cuatro cámaras que están específicamente colocadas para observar cada uno de mis movimientos, puedo percatarme que han doblado la seguridad.

Escucho el ruido de la puerta abrirse y me impresiono al ver de quién se trata.

El as bajo la manga de mi padre, su perro faldero, la única persona en quien le confiaría hasta su vida.

- Alonso...

El chico se ríe observando a su alrededor y caminando altaneramente hacia la mesa en la que me encuentro.

- Mírate... encerrado cual rata de alcantarilla... tu padre no está nada contento contigo Alan, y me ha pedido que te saque de aquí... si tu quieres.

Alonso se sienta en la silla de enfrente y coloca sus pies encima de la mesa.

Su postura relajada y su mirada llena de confianza, me dicen que está completamente preparado para acabar con los diez guardias que se encuentran vigilando la sala.

- Desde cuando a mi padre le preocupa que me encuentre entre rejas? Acaso ya me echabas de menos?

Alonso sonríe como perro y me dedica una mirada llena de morbo.

- Siéndote sincero... si que te hecho de menos Alan.

Trago saliva ante sus palabras.

La única razón por la que Alonso es mas peligroso que mi padre, es por el simple hecho de que en cuanto se encariña con alguien, es capaz de cualquier cosa para mantenerlo vivo y a su lado.

Me levanto de la silla y le doy la espalda.

- Si has venido solo para decirme eso... ya puedes largarte.

Me dirijo a la puerta en el momento justo en el que siento como me agarran del cuello y me golpean detrás de las rodillas para hacerme caer.

Antes de poder maldecir siquiera a Alonso, me encuentro con la cara apoyada contra el suelo y las rodillas apoyadas con fuerza, sin mencionar la mano que se encuentra agarrando mi paquete.

Me muerdo el labio y miro con rabia a Alonso.

- Mas te vale que me dejes ir Alonso...

Siento como se acerca a mi y muerde mi oreja mientras masajea mi entrepierna.

- Porqué? Les estoy dando un buen espectáculo a tus guardias... hasta esperan que te baje los pantalones y te penetre aquí mismo... idea que me tienta mucho.

Siento como restriega su cintura contra mi, haciéndome notar la erección que tiene en estos momentos.

Acaba soltándome y ayudándome a levantarme, cosa que provoca las quejas de algunos guardias.

Imbéciles.

Nos volvemos a sentar en la mesa, el mirándome con diversión, y yo, yo mirándolo con odio.

- La verdad... he venido aquí solo para seguir tus ordenes.

Alzo una ceja sin comprender.

- Se podría decir que le he pedido a tu padre que te deje a mi cargo...

Aprieto los puños y lo fulmino con la mirada.

Alonso apoya los codos en la mesa y me mira con una sonrisa.

- Dime Alan... que es lo que quieres en estos momentos?

Alonso no es alguien que haga las cosas gratuitamente, todo tiene un precio, y temo que el suyo esté relacionado con su obsesión por mi.

- Que es lo que quieres a cambio... te conozco, y se que no haces nada gratuitamente.

Alonso ríe y se levanta para colocarse tras de mi.

Pasa sus brazos por mi cuello y me abraza por la espalda.

- Como me conoces... quiero que te acuestes conmigo.

Trago saliva y aprieto la mandíbula para evitar mandarlo a la mierda.

Sonrío socarronamente y lo miro de reojo.

- Tanto quieres darme por culo que hasta te rebajas a seguir mis ordenes?

Alonso lame mi oreja sonriente.

- No lo sabes tu bien.

Aguanto las ganas de partirle la cara y suspiro, cediendo.

- Muy bien Alonso, me acostaré contigo a cambio de...

Siento mi rostro ser girado con fuerza y unos labios posarse sobre los míos.

A pesar de la sorpresa, siento como Alonso me abre la boca y me mete la lengua.

A pesar de que estoy acostumbrado a llevar yo la situación cuando me acuesto con alguien, esta vez siento que no puedo hacer absolutamente nada para evitar su dominio contra mi.

- Tu deseo vendrá después de mi paga...

Trago saliva y miro al guardia de la puerta, sabiendo que esta vez, no me llevarán a mi celda, si no a una habitación especial para casos como estos.

La conocí por un puñetazoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora