capitulo 24: The Courier

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Harry estaba agradablemente dolorido cuando el sol le despertó a la mañana siguiente. Demasiado temprano. Con un gemido, enterró la cara en el hombro de Severus y se tapó la cabeza con las mantas. Severus gruñó pero no se despertó.

Hasta que un estruendoso ladrido los sacó a ambos del sopor con fuerza.

Harry jadeó y se apresuró a buscar su varita y sus gafas, con la cabeza nublada y los sesos perdidos en algún lugar de su ropa dispersa. Una mano en su hombro lo tranquilizó.

-Sólo es el patronus de Sandra, amor. Ssh-.

Harry gimió y se relajó al lado de Severus. -Lo que quiera a estas horas de la mañana, no me importaimporta-.

Severus resopló. -Es casi mediodía-. Le dio un golpecito en la cabeza al San Bernardo. -¿Qué pasa? Harry y Xavier están escuchando-.

La San Bernardo ladró y empezó a contar su historia. -'Harry, soy Sandra: tenemos una pequeña emergencia en el Profeta. Alguien está intentando publicar un artículo sobre ti y Severus Snape, y es malo. Dice algo sobre cómo el Ministerio debe gobernar de forma suprema y que tú y el señorito Snape sois los indeseables número 1 y 2 respectivamente, y luego continúa diciendo que los muggles que no se registren en el Ministerio se enfrentarán a un severo castigo'-.

-Queridos dioses-, respiró Severus. -No hay duda de quién es el autor de esoeso-.

-Ninguna en absoluto-, dijo un Harry asqueado. Volvió a tocar el patronus. -Adelante-.

El perro movió la cola y continuó. -'De todos modos, necesito tu ayuda, Harry. Este chico jura que está con el Ministerio y me van a encerrar si no publico esta parodia de artículo. Cualquiera puede ver que es una bazofia del "otro" lado, pero ¡dioses! No soy lo suficientemente poderoso para luchar contra los aurores. Creo que podría estar bajo el mando de Imperius 'parece demasiado joven para tener la influencia necesaria para hacer esto', pero si realmente tiene la capacidad de hacernos arrestar, no podré rechazar al DMLE. ¿Qué hago, Harry? Por favor, ayúdanos'-.

El perro gimió y ladeó la cabeza, pero no dijo nada más.

Severus frunció el ceño. -¿Esperas una respuesta?-.

El perro ladró y movió la cola.

-Está bien-. Harry se frotó la barbilla. -Dile a Sandra que Xavier y yo estaremos allí en diez minutos y que entretenga a la persona del Ministerio todo lo que pueda. Susúrraselo al oído y que no te vea nadie más que Sandra y los del Profeta-.

El perro hizo un guau y desapareció.

Severus se puso de pie e invocó una túnica nueva. -Hasta aquí nuestra mentira, ¿eh?-.

-Sí-, dijo Harry decepcionado. -Estaría muy bien que pudiéramos tener un solo día en el que no hubiera una crisis importante-.

-Me temo que tendremos que poner a dos señores en el suelo antes de tener una verdadera paz, amor, pero no temas. Ayudaré como pueda-.

-Sí-. Harry se sacudió un jersey limpio sobre la cabeza. -Puede que tengamos que trasladar la reunión con los pelirrojos y la tripulación a mañana, Severus. ¿Puedes enviar un mensaje a Zabini y a Malfoy haciéndoles saber que tenemos asuntos urgentes y que probablemente no volveremos hasta tarde, pero que los visitaremos esta noche?-.

Severus asintió e invocó su patronus. Parecía más brillante de lo que Harry recordaba, y se preguntó en qué recuerdo habría pensado Severus para llamarlo. Una pequeña parte de él se emocionó al pensar que quizás era uno de él haciendo a Severus tan feliz.

Mientras Severus se ponía los calcetines y las botas, le habló a la cierva argentina, repitiendo el mensaje de Harry. Ella se alejó mientras el hombre se ataba la última bota y Harry se deslizaba sobre sus zapatillas.

THE SEVENTH DAY SEERDonde viven las historias. Descúbrelo ahora