THE SEVENTH DAY SEER

Capitulo 5: Safe Harbour

*Nota Autor: La parte del romance comienza a moverse bastante rápido de aquí en adelante. No estoy muy contento con este capítulo, pero lo he editado y reescrito probablemente cinco veces. Es tan bueno como puedo hacerlo, supongo.
*NA2: Advertencia por una descripción de violencia brutal.
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En el momento en que el primer aviador atravesó los pabellones, un aullido cacofónico atravesó la noche. El corazón de Severus se detuvo de golpe. '¡Mierda! Un encantamiento que ruge, pero ¿Cómo se había escapado de los hechizos de detección de tres aurores y de sus propias y formidables habilidades? No importaba ahora. Era demasiado tarde para hacer algo y, con un poco de suerte, sus encantos desilusionadores aguantarían'.

Severus entrenó su varita abajo y escudriñó el cielo en busca de trampas de hechizos, pero sólo encontró estrellas y niebla de dementores. Adelante, Potter se puso en tensión, luego se agachó hacia el cuello de su montura y la impulsó, patinando sobre los tejados. Aparte de las formas brillantes de sus compatriotas, el cielo no revelaba nada peligroso. La verdadera amenaza estaba en el suelo.

Miró por encima del borde del huesudo lomo de su thestral y observó a un grupo de figuras con capa negra que pululaban como hormigas alrededor del número 4 de Privet Drive, buscando con desconcierto a su presa. Parecía que aún no habían deducido que la huida era un método de escape, pero no tardarían en hacerlo. Severus apretó los dientes y se preparó para la batalla.

-Potter-, susurró, - tenemos que girar hacia el este al final de la calle. Debemos ir más arriba-.

-Pero estaremos en su línea de visión-, siseó Potter por encima del hombro.

-Seguimos siendo invisibles para los que no son de nuestro grupo. Sólo manténgase en silencio y muévase rápido-.

-Sí, señor-. Harry tiró de las crines del thestral, guiando a la bestia por encima de la línea de árboles.

Severus mantuvo su varita sobre los mortífagos. Sólo unos metros más y estarían fuera del alcance de sus enemigos. Cuando se acercaron al final de la calle, empezó a relajarse.

Un repentino golpe en el flanco de su montura hizo que la bestia se sacudiera y soltara un relincho asustado. Una lechuza de aspecto aturdido se alejó revoloteando, pero no antes de que un cacareo desgarrador pusiera la sangre de Severus helada.

-¡Ahí!- Bellatrix disparó una luz roja hacia ellos y Severus jadeó cuando la desordenada cabeza de Harry y otras seis aparecieron ante él, no en un verde fantasmal sino a todo color.

Sus encantos de desilusión se habían disuelto y los mortífagos se acercaban.

Una maldición pasó zumbando por el oído de Severus.

-¡Maldición! Vuela como si fueras tras la Snitch, Potter!-.

Sus compatriotas dieron órdenes similares y se dispersaron. Harry se echó hacia delante e impulsó su montura más rápido justo cuando otro grupo de mortífagos se aparecía, este grupo llevando escobas.

Después, el caos descendió. Brillantes destellos de maldiciones atravesaron la niebla, los gritos de amigos y enemigos atravesaron la tranquilidad y el pulso de Severus retumbó como un timbal en sus oídos. Harry conducía su thestral a un ritmo vertiginoso, esquivando a un lado y a otro cuando los hechizos volaban demasiado cerca a través de sus escudos. Un grito repentino, un grito de hombre, atravesó la bruma de la batalla y Severus se estremeció, abrumado por los recuerdos de su tortura y de cuando los gritos le desollaban la garganta.

Harry llamó: -Está bien, señor. Concéntrese en el momento-.

Severus se tragó una réplica y forzó sus recuerdos detrás de sus escudos mentales justo a tiempo para esquivar un chorro de luz verde que pasó zumbando por su hombro. Al oír otro grito, esta vez Harry se tensó y tembló.