Capitulo 20: Intercepted

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Harry se despertó solo y supuso que Severus había ido a ayudar con el desayuno. Se arrastró fuera de la cama y se metió en la ducha, y se sintió mucho mejor por ello.

Mientras se vestía, se preguntó qué represalias estaría preparando Riddle esta vez. El bastardo baboso no podía atacar, no con sus niveles de poder tan bajos, pero podía maquinar. Podía interferir en el Ministerio. O con el pueblo directamente.

Bueno, al menos Harry no se preocupaba de que interfiriera en el Profeta. Los bastardos ni siquiera podían pasar por la puerta.

Se permitió una sonrisa de satisfacción y pensó en llamar a su gestor de cuentas en Gringotts para pedirle que protegiera el lugar, pero no. Eso requeriría más delicadeza de la que Harry poseía. Tendría que pedirle a Severus o a Remus que se encargaran de ello, una vez que Remus estuviera de vuelta en el país.

Remus. Mierda. Todavía no le habían enviado una carta. Con todo el drama, a Harry se le había olvidado.

-Maldita sea-.

Harry cogió un trozo de pergamino y una pluma y se dirigió al comedor, que en realidad era sólo una parte de la gran sala principal. Tendrían que encontrar constructores si querían poner nuevas paredes, pero por el momento, Harry descubrió que le gustaban las pantallas de color azul oscuro y dorado con imágenes de pájaros en ellas.

Cuando entró en el comedor, Severus y Seth estaban sonriendo sobre el periódico de la mañana y 'Merlín, ¿eran gofres belgas? ¿Con fresas y trozos de chocolate y nata montada y todas las demás delicias que Harry tanto amaba?'.

Se guardó el pergamino y la pluma en el bolsillo. Remus podía esperar hasta después del desayuno.

-Vaya-, dijo con una sonrisa. -¡Esto tiene una pinta estupenda, Bindy!-.

La elfa doméstica asomó la cabeza desde detrás de una pila de ollas y sartenes. -Se ha quedado dormido hasta tarde, señorito Harry. Es mejor comerlo pronto antes de que se enfríe-.

-Bien-. Harry se sentó junto a Severus y empezó a apilar gofres y coberturas en su plato. -Buenos días, amor, Seth. ¿Has dormido algo después de la emisión?-.

Severus miró por encima del borde de su papel. -Dormí bastante bien teniendo en cuenta que tomé la misma poción que tú-.

Seth se sonrojó y le dedicó una sonrisa forzada. -Erm, he dormido bien-.

Harry levantó una ceja. -¿Sabes que yo inventé ese truco? No va a funcionar. No tuviste mis visiones, ¿verdad?-.

Seth negó con la cabeza. -No desde que me pintaron, gracias a Merlín. No creo que hubiera podido soportar eso y...- Miró el desayuno de Harry y le dedicó una sonrisa desganada. -Y todo-.

Harry tendría que agradecer al chico que esperara a entrar en detalles hasta después de haber comido. Dio un mordisco a sus gofres y casi se derritió por la silla ante la dulzura y el deshecho. -Dios mío, qué maravilla-.

Severus asintió y le dedicó una sonrisa irónica. -Me temo que mis habilidades en la cocina no están a la altura de las de Bindy. En absoluto-.

-No, ni las mías-. Dio otro bocado y gimió.

La cara de Seth se puso aún más roja y se dio la vuelta.

Harry frunció el ceño y tragó saliva. -Bueno, ¿Qué pasa, Seth? ¿Qué ha pasado?-.

Severus suspiró y dejó su papel a un lado. -Harry, nos olvidamos de aplicar un encantamiento silenciador anoche-.

Harry se atragantó con su té. -¿Quieres decir que... nos oyó? Espera, ¿todos nos oyeron?-.

THE SEVENTH DAY SEERDonde viven las historias. Descúbrelo ahora