9. 0% de dignidad.

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Irune

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Irune

Son las 9:00h y que sueño tengo... Me he despertado porque me han llegado varios mensajes, y son de Giselle.

GISELLE: Tía, le van a dar el alta en unas horas, dos como mucho. Nos lo han dicho hace nada.

YO: Perfecto, ahora voy para allá.

GISELLE: No, no hace falta duerme un rato más o haz lo que tu quieras, total, nos están firmando ya los papeles para irnos. Nos falta una prueba y ya está.

YO: Vale, aquí os espero.

Acabo de acordarme de lo que pasó ayer. ¡Qué vergüenza, por favor! Con las pintas que llevaba y encima el Pelapatatas tuvo que traerme a casa como si fuera una niña pequeña porque me quedé dormida. ¡Vergonzoso! ¿Y si le envío un mensaje para agradecerle lo de ayer? Total, dignidad no me queda ya. Venga, va.

YO: Gracias por traerme ayer a casa. Si quieres dime cuando te va bien y quedamos. Como al final no pudimos hablar, he pensado que estaría bien.

AIDEN: Si. Vale. Tengo cosas que hacer pero el jueves a la misma hora puedo ir a la biblioteca, ¿te va bien?

Hoy estamos a... ¿Martes, tal vez? Si.

YO: Si. Ya hablaremos, he de volver al hospital.

Se que mentir está mal pero, seamos sinceros, queda mejor eso que decirle que me voy a dar un maratón de películas y comida.

Este rato lo aprovecho para ducharme, comer algo de comida que no sea del hospital, que sabe a plástico, y ponerme al día con las series y pelis del momento.

Estoy acabando de ver un episodio de Lucifer cuando la puerta se abre y entra Thor corriendo hasta mi, es el perro de Mae, y ella va detrás acompañada por "Leah La Minusválida" y Giselle.

—Holaaa.

—Ni hola ni mierdas. Al grano, ¿Cómo que el Pelapatatas respondió ayer nuestra llamada? —dice Leah tan directa, refiriéndose a cuando ayer por la noche me llamaron ella y Giselle. Y no, no me hice la dormida, solo he mirado lo de llamadas recientes y lo he visto. No os penséis que estaba despierta y disimulando para que me llevara a casa en brazos.

—Llevo algunos días durmiendo poco y mal y ayer quedé con él en la biblioteca para hablar pero cuando me senté en aquel sofá tan cómodo, me dormí al instante. Por eso cogió la llamada.

—Y luego... —me insta o, mejor dicho, me obliga a seguir Mae.

—Y luego me trajo a casa y se fue, ¿contentas?

—NO. ¿Te trajo en brazos hasta aquí y no pasó nada? —pregunta Leah. Estoy empezando a cansarme de su obsesión con que me enrolle con alguien.

—No y no, ¿es que no me has escuchado? Me dormí y él se fue. Ya está. Solo somos amigos.

Ratoncita de BibliotecaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora