Aiden
Ahora mismo estoy frente al espejo. Me veo bastante bien. El único problema es que tengo unas ojeras bastante pronunciadas debajo de los ojos a causa de mi cansancio. Ayer, después de la cena, ya era un poco tarde, así que nos fuimos a dormir. Y yo, entre mis nervios por pasar un día con ella en la Warner, mis pesadillas y el incómodo sofá, no he dormido nada. Salgo del lavabo ya vestido y duchado. Ella no está en la cama, así que supongo que estará abajo. Bajo las escaleras y voy a la cocina con cierta prisa, no vaya a ser que le cuenten algo más, como por ejemplo, mi problema que no se lo he contado aún porque creo que saldrá despavorida. No mucha gente quiere salir con una persona con discapacidades, aunque la mía no se note y este solucionada. No se lo voy a contar, bueno, de momento. Cuando llego a la cocina donde están todos desayunando, me percato de que Irune no está.
—Buenos días —me dicen todos mientras me pongo café en mi taza de siempre.
—Hola a todo el mundo —digo mientras la observo darle vueltas al café.
—¿Sigue en pie lo de la Warner, verdad? —pregunta Nora, deseosa de estar a solas sin ningún niño correteando a su alrededor.
—Si. ¿Por qué preguntas?
—Porque tienes pinta de haber dormido lo mismo que yo, cuando esta cosa que llevo dentro —dice señalándose su abultado vientre—, decide manifestarse y empieza a dar patadas por las noches como si fuera un jugador de fútbol profesional.
—Bueno, el brazo del sofá no es que sea muy cómodo, la verdad.
—¿Y por qué no duermes con ella? Sois adultos, ¿No podéis compartir cama sin siquiera rozaros?
—No sabría que decirte...
—Está claro que te gusta, no sé porque no se lo dices. Además, te puedo asegurar que a ella tampoco le pasas desapercibido.
—Ya, claro. De todas formas, cuando se entere de que llevo audífonos hará lo mismo que hizo Tess.
—No creo. Ella no es igual que esa estirada. Y en cuanto a los audífonos, se me había olvidado hasta que los llevabas, no se ven. Llevas ese pinganillo dentro del oído y ya está, ni siquiera tienes el aparato de detrás de la oreja —dice mientras me toca con una mano en el lugar en el que debería que ir el cacharrito ese.
—Da igual, una cosa no quita la otra.
—Lo que tu digas, pero después no me vengas con que te ayude, eh.
—Oye Aiden, dice papá que si necesitas su coche para llevarlos todos —interviene Declan.
—Pues sí, no nos iría mal.
***
Tras veintiocho minutos de camino y otros treinta minutos de cola, gracias a que compré las entradas por la web, hemos conseguido entrar al parque.
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Ratoncita de Biblioteca
RomanceIrune Ortiz es una chica fuerte, responsable y decidida. Aiden Moore es engreído, muy inteligente, aprovechado, cabezota y mujeriego. *** Ella nunca se ha enamorado. Él no quiere volver a enamorarse. Ella pasa de él. Pero él no de ella. Una noche, e...